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Siéntate! Quieto!

Cuando se mueve con su hijo está estimulando el crecimiento de su cerebro.
Cuando se mueve con su hijo está estimulando el crecimiento de su cerebro.

Siéntate! Quieto! El mantra de cada aula: pedirle a los niños que se estén quietos. Trasciende también a las dinámicas familiares.

Los niños tienen cuerpos que están menos preparados que nunca para aprender. Con sistemas sensoriales que no funcionan bien, y se les pide que se sienten y presten atención. Los niños naturalmente empiezan a moverse para obtener el movimiento que su cuerpo necesita desesperadamente y no está recibiendo lo suficiente como para “encender su cerebro”. ¿Qué sucede cuando los niños empiezan a moverse? Les pedimos que se queden quietos y presten atención; por lo tanto, su cerebro vuelve a “dormir”.

El movimiento nervioso es un problema real. Es un fuerte indicador de que los niños no están moviéndose lo suficiente, no están haciendo suficiente ejercicio durante el día. Tenemos que solucionar el problema subyacente. En las aulas, los tiempos de recreo necesitan ser extendidos y los niños deben jugar afuera tan pronto como salgan de la escuela. Veinte minutos de movimiento al día no es suficiente! Necesitan de juego al aire libre con el fin de establecer un sistema sensorial saludable y para apoyar la atención a nivel superior.

Para que los niños aprendan, necesitan ser capaces de prestar atención. Para prestar atención, debemos dejar que se muevan. Pero eso está cambiando a medida que la evidencia demuestra que tomar pausas breves de actividad durante el día ayuda a los niños a aprender y estar más atento en clase, y se están adoptando un creciente número de programas diseñados para promover el movimiento en las escuelas (Hadson, A., 2014).

«Necesitamos reconocer que los niños están basados en el movimiento»(Gatens, B.)»En las escuelas, estamos presionando contra la naturaleza humana para pedirles que se queden quietos y en silencio todo el tiempo».»El tiempo activo usado para energizar tu cerebro hace que todos esos momentos sean mejores y más productivos”. Un informe de 2013 del Instituto de Medicina concluyó que los niños que son más activos «muestran una mayor atención, tienen una velocidad de procesamiento cognitivo más rápido y un rendimiento mejor en las pruebas académicas estandarizadas que los niños que son menos activos.»

«La actividad estimula más vasos sanguíneos en el cerebro, el movimiento activa todas las células cerebrales que los niños están usando para aprender, despierta el cerebro y prestan más atención en la escuela «. «Esta es una generación digital que espera estar entretenida, y no estamos pensando en el niño como una persona entera, en cómo la actividad física les ayuda a sobrellevar el estrés de la escuela y en realidad los beneficia en el aula» (DiStefano, L.)

Para que los niños aprendan, necesitan ser capaces de prestar atención. Para prestar atención, debemos dejar que se muevan (Hadson, A., 2014).

Cristina Oroz Bajo

Fuentes originales:

Why so many kids can´t sit still in school today? (Hadson, A., 2014)

Why Kids Shouldn’t Sit Still in Class. (Dela Cruz, D., 2017)

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Madre que sostienes el mundo.

Madre que …

…duermes con los ojos cerrados, que te despiertas a las 5 de la mañana pero ya no sabes si llegaste a dormirte. Que te comes el mundo cuando logras juntar 5 horas seguidas de sueño y te despiertas sobresaltada casi culpable por si olvidaste ser madre. Que batallas con concurridas mañanas corriendo entrepasillos para cazar cabezas con camisetas y vestidos, dando directrices a lo lejos como si te encontraras en la bolsa de Wall Street comprando y vendiendo acciones, luchando con pañales incambiables, niños que se desvisten después de vestidos, zapatos que nunca encuentran su par caminando hacia lo que debería ser un desayuno saludable por supuesto! cazando bocas mientras desvías atenciones para poder llenarlas, entonas melodías, lidias con líquidos, mermeladas, mantequillas y galletas que desaparecen en el fondo de los tazones mientras desayunas, desayunar? qué es desayunar? quizás de milagro un café frío justo antes de cerrar la puerta antes de abrirla de nuevo para coger ese algo que sabes que alguien ha olvidado. Con mochilas a punto, con snacks, batas, baberos y recambios de temporada, chupetes, dinoraurios y carros de muñecas enganchados a las manos de tus hijos en frente de la puerta justo al instante en que parecía que ese día funcionaba.

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Madre que…

…regalas cada minuto de tu tiempo y de tu mente cuando alguno de la camada está enmadrefermo, haces tuyo su sufrimiento, que sabes adivinarlos sólo oliéndolos, que recibes todos los golpes porque solo tú sabes levantarte de todos ellos más fuerte si cabe, viendo a los tuyos pelear con sus emociones, impulsos y sensaciones siempre a caballo entre el sueño, el hambre y el desconsuelo.

Madre que…

…razonas lo irrazonable, curas lo incurable y consigues lo imposible mientras repites incansablemente los mismos consejos imprimiendolos verbalmente en la mente y el quehacer de tus pequeños. Madre observada en parques abarrotados de madres que intentan, en la distancia más cercana, ser críticos insaciables de su propia realidad, espacios de intercambio que en lugar de fomentar el descanso de las madres dan lugar a psicoparques que ofrecen cursos intensivos de qué hacer y qué no hacer para ser “buenas y malas madres”. Madres corriendo de un lado para otro salvando niños que parece salieran de debajo de las piedras.

Madre que…

…intentas hacer cosas “normales” cuando la normalidad es la lucha entre el convencimiento de que recuperas algo pero pierdes otra cosa, casi culpable por tener cinco minutos de tiempo, nerviosa palpando el móvil que esté operativo y siempre a mano como salvavidas de la madre que intentas ahogar entre sonrisas y conversaciones extrañas monotemáticas de aquello que a lo lejos ansiamos cerca o silencios incomodos porque se te olvidó que es una conversación de ida y vuelta sin toallitas en mano preparadas para limpiar la nariz y la cara de tu interlocutor.

Madre que…

…llegando a todo vives en la hiperactividad constante, pensando en donde estará el libro de instrucciones de todo lo que te viene y te queda por venir, equilibrando tus modos, los suyos y los del más allá, buscando a momentos el equilibrio emocional y la paciencia que parece que se agotó justo antes de que sonara el despertador doblada entre rodillas, cabezas, sin almohada y destapada y preguntándote si habrán descansado lo suficiente.

Madre que…

…meciendo la sillita vacía en el semáforo buscas las claves expres para ser una buena madre leyendo el blog del momento, autocorrigiéndote y siendo tu más dura crítica, diciéndote que la próxima lo harás mejor luchando con los sentimientos de frustración e imperfección.

Madre que…

…trabajas a la intensidad más alta, marcha constante y con la sensibilidad más dulce a tiempo completo y todo el año, fabrica de besos y abrazos, de motivación y emoción que ves a tus hijos convertirse en eso que soñaste, que agarran la felicidad de tu mano, haz que el tiempo con ellos cuente. Disfrútalo, frena, respira y deja que tu frase coletilla deje de ser “date prisa”, deja a un lado tu limpiadora, taxista, cocinera, nutricionista, enfermera, educadora, psicóloga, mediadora, decoradora, cuentacuentos, artista… y sé madre porque la vida… no viene con un manual de instrucciones viene con una Supermamá.

Madre que… siempre fuiste y serás mi Supermadre.

Cristina Oroz Bajo

 madre

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¿Cocaína digital para nuestros hijos?¿Porqué fundadores de Apple, Google, Wikipedia apuestan por no-tech? ¿Uso responsable de las tecnologías?

droga digital
“La mayoría de los niños, oyen lo que dices, algunos incluso hacen lo que dices, pero todos los niños, hacen lo que haces”.

Ahora sabemos que esas tabletas, teléfonos y videojuegos son una forma de droga digital, que el efecto adictivo afecta la corteza cerebral del cerebro; su función ejecutiva y control de impulsos, de la misma manera que la cocaína, elevando los niveles de dopamina (neurotransmisor de placer). Pantallas llamadas «cocaína electrónica» (Whibrow, P.; UCLA), «heroína digital” (investigadores chinos) o «pharmakeia digital» (griego para la droga, Marina de EEUU).

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¿Porqué los padres, diseñadores e ingenieros son los más cautelosos? ¿Porqué Steve Jobs era un padre notoriamente de baja tecnología? ¿Porqué los ejecutivos e ingenieros de Silicon Valley matriculan a sus hijos en escuelas Waldorf no-tecnológicas? ¿Porqué los fundadores de Google, Sergey Brin y Larry Page, fueron a escuelas Montessori sin tecnología así como el creador de Amazon Jeff Bezos y el fundador de Wikipedia, Jimmy?

La exposición a dichos dispositivos provoca cambios en:

  1. Los niños… su juego es cada vez menos creativo y experimental perdiendo atracción por objetos, sus intereses se reducen, se pierde interés por las relaciones en el juego, los juguetes, la naturaleza. Aparecen dificultades en el sueño y en el mantenimiento de la atención por la hiper-excitación. Peor aún, nos encontramos a niños apáticos, que se aburren, sin imaginación, desinteresados y desmotivados cuando no están conectados con lo digital.
  1. Las familias… la agresividad y los berrinches cuando los dispositivos se quitan y la atención se disipa cuando los niños no son estimulados perpetuamente. Y esto se extiende a los padres que son los primeros ejemplos, se relacionan menos y peor con sus hijos, están semipresentes en los momentos en familia y las relaciones, y la comunicación se deteriora profundamente.
  1. Su futuro… Cientos de estudios clínicos demuestran que las pantallas aumentan la depresión, la ansiedad y la agresión y que pueden llevar a características psicóticas por falta de contacto con la realidad. Demostrado está que los niños que pasan más tiempo frente a pantallas tienen más problemas de déficit de atención. Esto se debe a que hay una región en el cerebro emocional, llamada «núcleo estriado», que valora las actividades donde dirigir la atención en función de la intensidad del estímulo y la rapidez con la que satisfice. Así decide a qué actividades debemos prestar más atención. Con estos dispositivos el cerebro se acostumbra a recibir estímulos intensos y satisfacción inmediata, así difícilmente va a querer prestar atención a otras actividades menos intensas, y corren el riesgo de caer en una adicción.

Estudios clínicos sobre adolescentes detallan que han encontrado más fácil tratar la adicción a las drogas que a lo digital, los videojuegos o las redes. Los niños de 8 a 10 años pasan 8 horas al día con diversos medios digitales mientras los adolescentes pasan 11 horas frente a las pantallas. Uno de cada tres niños está usando tabletas o teléfonos inteligentes antes de que puedan hablar (Academia Americana de Pediatría, 2013). No es una tarea fácil en nuestra actual sociedad llena de tecnología donde las pantallas son omnipresentes. Una persona puede vivir sin drogas o alcohol pero las tentaciones digitales están por todas partes.

¿Qué hacemos como padres y desde casa?

La principal clave es la prevención, evitar que su hijo de 4, 5 u 8 años se enganche a las pantallas. Eso significa Lego en lugar de Minecraft; Libros en lugar de iPads; Naturaleza y deportes en vez de TV, hasta que tengan por lo menos 10 años de edad (incluso hasta los 12).

Evite al máximo la utilización de dispositivos electrónicos en casa, siempre que esté en familia: establezca un parking de móviles para toda la familia, coma con sus hijos sin ningún dispositivo electrónico en la mesa, manténgalos en silencio, evite utilizarlos a modo de niñeras digitales. Hable con sus hijos sin dispositivos en la mano, recuerde: “la mayoría de los niños, oyen lo que dices, algunos incluso hacen lo que dices, pero todos los niños, hacen lo que haces”.

Es muy posible, dependiendo del grado de exposición en el que se encuentren sus hijos, que se sientan desorientados, aburridos, oxidados y se sientan solos y sin recursos para conectarse a las experiencias de la vida real. Nosotros como adultos también estamos sufriendo esta situación y hemos, juntos, de recuperar las actividades creativas para conectar de nuevo las relaciones familiares.

Mientras que un niño está utilizando una tablet o viendo la tele, está dejando de hacer otras actividades necesarias para su desarrollo. En menores de 2 años está demostrado que su cerebro necesita interacciones directas con personas reales para desarrollar el lenguaje y otras habilidades cognitivas, sociales y emocionales. Y a partir de los 2 años el principal efecto negativo de las tecnologías es que restan tiempo de ejercicio físico y actividades manipulativas además de todo el componente atencional y motivación anteriormente descrito.

¿Cómo hacer un uso responsable de las tecnologías?

Por otro lado no hay que negar que estamos asistiendo a un cambio social con las nuevas tecnologías así que para prevenir este uso excesivo, se pueden proporcionar a los niños y adolescente herramientas para hacer un buen uso de ellas.

Jugar con ellos y compartir eso que les motiva, compartir emociones, aprender juntos y conocernos mejor. Ubicar los dispositivos en el espacio común para evitar el aislamiento y observar informalmente su comportamiento. Invitar a amigos a jugar siempre es mejor opción para conocer cómo se relacionan. Programar tiempos de uso, que suponga un equilibro entre todas las dinámicas, siempre determinar su fin antes de empezar para que así sea más fácil conseguir el compromiso. Hablar de internet de una manera crítica y reflexiva teniendo en cuenta sus pros y sus contras. Informarse sobre programas limitadores de contenidos. Siempre sugerir que realice otras actividades de ocio que les motiven.

Cristina Oroz Bajo

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