Vivimos un momento de sentimientos encontrados, semanas con olas de movilización digitales… contra los móviles, pantallas, lo digital y la tecnología. Todos sabéis que soy la cofundadora de una herramienta online para niños con necesidades educativas especiales. Como madre, pedagoga y terapeuta infantil he podido ver cómo la tecnología está siendo abordada y disto mucho de la mayoría de discursos, medidas y opiniones que leo, veo y oigo.
Cada vez nos alejamos más del fin de la educación. Cuando eso ocurre, rompemos con todo sin criterio y siento deciros que la tecnología ha venido para quedarse.
Si como profesionales no estamos dispuestos a mirar a la tecnología e integrarla orgánicamente en nuestras vidas. ¿Cómo vamos a pedir a nuestros niños que lo hagan? Si no tomamos medidas inmediatas seremos péndulos que se mueven de extremo a extremo. Encontraremos el punto medio, que llegará por tendencia, pero tarde y con consecuencias.
La tecnología ha transformado la manera en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos. Prohibirla sería como negar la luz del conocimiento. Nuestra misión como pedagogos es apostar por una educación integral que capacite a las personas, especialmente a los niños. Enfrentar los desafíos y aprovechar los beneficios de la tecnología de manera responsable.
No se trata solo de protegerse de los riesgos en línea, sino de cultivar habilidades que promuevan un uso consciente y ético. Gestión del tiempo, la privacidad en línea, la veracidad de la información y el respeto en el ciberespacio para construir una sociedad digitalmente competente y resiliente.
Negar a los niños el acceso a la tecnología es como cerrarles las puertas al futuro que ya está presente en cada rincón de nuestras vidas.
El miedo a lo tecnológico supone una barrera que limita el potencial de un futuro digitalmente empoderado. Los niños son nativos digitales y su preparación para enfrentar el mundo debe incluir habilidades digitales sólidas. Debemos ser guías informadas, enseñando a los niños cómo navegar en este océano digital con responsabilidad y discernimiento. Al superar ese temor mediante la educación, abrimos las puertas a un mundo donde la tecnología es una herramienta valiosa y no en una amenaza.
Es absurdo que mientras el mundo adulto se sumerge en las maravillas y desafíos de la tecnología, pretendamos proteger a las generaciones futuras manteniéndolas ajenas a esta realidad.
En lugar de temer a la tecnología, tenemos la oportunidad de educar a los niños sobre cómo utilizarla de manera constructiva y equilibrada. Proporcionándoles las herramientas necesarias para convertirse en ciudadanos digitales conscientes. Capaces de aprovechar los beneficios de la tecnología mientras mantienen una conexión saludable con el mundo que les rodea.
La educación en salud digital es la clave para forjar un camino hacia un futuro. Ver la tecnología como una aliada, no una amenaza, para las generaciones que están por venir.
Cristina Oroz Bajo
madre, terapeuta infantil y cofundadora del Método VICON