Volver

Los niños con TEA pueden desarrollar el lenguaje a los 8 años en mayor proporción de lo que se pensaba.

Una reciente investigación publicada en la reconocida revista Pediatrics, reveló que el 70% de los niños diagnosticados con trastornos del espectro autista (TEA) que tienen historia de retraso severo del lenguaje, pueden lograr frases o un discurso fluido a la edad de 8 años. Estos resultados sugieren que los niños de 4 años que tienen graves retrasos en el lenguaje pueden desarrollar mejoras notables en el mismo. Estos resultados tienen importantes implicaciones tanto a nivel terapéutico como para las investigaciones a futuro sobre el tema.

El estudio

La investigación utilizó la muestra más grande hasta la fecha para examinar la relación entre los déficits claves asociados al TEA y la consecución de la expresión o del habla con fluidez, luego de un retraso severo en el lenguaje. Como un hito común al desarrollar el lenguaje, una frase es definida como la utilización de expresiones no copiadas de tres palabras, que a veces contienen un verbo y son espontáneas y significativas; mientras que el discurso fluido es  caracterizado como la habilidad de utilizar expresiones complejas para hablar sobre temas que están fuera del contexto físico inmediato.

“Hemos encontrado que la inteligencia no verbal era el predictor más importante para construir frases, mientras que el interés social y el compromiso fueron tan relevantes o incluso más, al predecir la edad en la que los niños alcanzan las frases y el discurso fluido de desarrollar le lenguaje,” dijo la Dra. Ericka L. Wodka, una neuropsicóloga en el Center for Autism and Related Disorders (Centro de Autismo y Trastornos Relacionados) del Kennedy Krieger y autora principal del estudio. “Los niños con inteligencia no verbal promedio alcanzaron el lenguaje casi seis meses antes que aquellos con puntajes por debajo del promedio.”

Estos descubrimientos refuerzan que las habilidades básicas, tales como la inteligencia no verbal y el compromiso social, tienen una influencia mayor en el desarrollo de la comunicación que otros comportamientos asociados con los TEA, como las repeticiones y comportamientos sensoriales anormales. “Nuestros descubrimientos continúan apoyando la importancia de considerar tanto el nivel de inteligencia no verbal como la comunicación social al planear el tratamiento, resaltando los diferentes impactos de estos factores en relación con los objetivos del mismo,” dice la Dra. Wodka.

Los instrumentos

Los datos de este estudio retrospectivo fueron sacados del Simon Simplex Collection(SSC), un proyecto de base de datos multi-site único, que reúne datos biológicos y fenotípicos de niños con TEA que se encuentran entre los cuatro y los dieciocho años de edad sin historia genética previa de TEA. La base de datos establece un depósito permanente de muestras de 2.700 familias, cada una de las cuales tiene un niño afectado con un TEA, y padres y hermanos que no han sido afectados por dicho trastorno.

Del SSC, un total de 535 niños, de ocho años en adelante, fueron los elegidos para el estudio. Usando el Autism Diagnostic Interview-Revised (ADI-R Entrevista para el Diagnóstico del Autismo, versión revisada), una entrevista estandarizada para padres que distingue a los niños con TEA de la población sin estos trastornos, y el Austism Diagnosis Observation Schedule (ADOS, Escala de Observación para el Diagnóstico de Autismo), una observación que administra un terapeuta y que evalúa conductas sociales, comunicativas y estereotipadas, los investigadores seleccionaron niños que, o no tenían desarrollada la capacidad de construir frases en el momento que se inscribieron en el SSC, o bien el comienzo del desarrollo de las mismas inició luego de los cuatro años.

Basados en los resultados en el ADI-R y su presentación del lenguaje, a los niños de este estudio se les administró uno de los cuatro módulos de evaluación, a saber: sin palabras o palabras solas (Módulo 1), frases (Módulo 2), o discurso fluido (Módulos 3 o 4). De los 535 participantes del estudio, 119 dominaban las frases y 253 hablaban fluidamente al cumplir los 8 años, mientras que 163 nunca alcanzaron las frases ni el lenguaje fluido.

Implicaciones sobre los tratamientos y futuras investigaciones

“Esperamos que los resultados de este estudio ayuden a los padres de niños con autismo y retrasos severos del lenguaje a saber que, con la terapia adecuada, probablemente un niño haga significativos progresos en este área en el tiempo; sin embargo, las expectativas de progreso deben ser menores para aquellos niños con habilidades intelectuales inferiores,” dice la Dra. Wodka. “Adicionalmente, esperamos que estos hallazgos provean a los profesionales con mejores y más definidos objetivos terapéuticos para sus pacientes con autismo.”

Los estudios longitudinales futuros, incluyendo tanto familias simples como múltiples, son requeridos para captar plenamente la prevalencia y los predictores del desarrollo del lenguaje en niños con TEA. Sumado a esto, los futuros estudios sobre el impacto de las estrategias de cognición social (por ejemplo, la toma de perspectiva) sobre el desarrollo del lenguaje, tanto como de la relación entre déficits sociales específicos y el desarrollo del discurso fluido, pueden tener implicaciones importantes para el diseño de intervenciones.

Fuente: Kennedy Krieger Institute

Volver
Volver

Porqué es importante la dieta de probióticos en personas con Autismo

Los microbios intestinales de niños autistas pueden alterar el comportamiento en ratones. Se ha observado como en ratones colonizados con microbios intestinales de algunos niños autistas muestran comportamientos similares a los de los niños. Los resultados han proporcionado una primera evidencia de que los microbios intestinales podrían contribuir a la sintomatología propia del autismo.

Los expertos encontraron evidencias de que los microbios de los niños autistas producen niveles inusualmente bajos de dos moléculas pequeñas. La entrega de estas moléculas a un modelo de ratón facilita algunos de los rasgos similares al autismo de los ratones.

Los resultados provocados se basan en muestras de heces de solo 11 niños con autismo y 5 controles. Pero si se confirman, pueden conducir a una mejor comprensión de la conexión cerebro-intestino en el autismo.

Sarkis Mazmanian, el investigador principal, afirma que este hecho abre la posibilidad de que los cambios en el microbioma pueden contribuir a los síntomas.  Por ello, si se confirma esta correlación, entonces se abre el potencial para las intervenciones.

Está comprobado que aproximadamente el 40% de los niños con autismo tienen problemas digestivos, facilitando la posibilidad de padecer un microbioma intestinal alterado. Un estudio piloto de 2017 reveló que los trasplantes fecales de personas neurotípicas alivian los problemas intestinales y las dificultades sociales en algunos niños autistas, lo que sugiere que los microbios podrían ayudar a tratar este trastorno.

Los nuevos hallazgos coinciden con los de estudios que muestran que los ratones libres de gérmenes que recibieron trasplantes fecales de personas con depresión, enfermedad de Parkinson o esquizofrenia adoptan las características de comportamiento de sus donantes.

En el estudio, los investigadores aislaron microbios de las heces de cinco controles, tres niños con autismo leve y ocho con rasgos más graves. Trasplantaron cada conjunto de microbios en ratones machos y hembras «libres de gérmenes», que carecen de un microbioma, cuando los ratones tenían aproximadamente 4 semanas de edad. Tres semanas más tarde, los investigadores criaron parejas de ratones que habían recibido trasplantes del mismo niño. Diseñaron el estudio de esta manera, para que pudieran analizar los efectos de los trasplantes microbianos en el desarrollo y el comportamiento del cerebro. (Las crías de ratón típicamente heredan sus microbios intestinales de la madre).

A las 6 semanas de edad, las crías cuyas madres recibieron microbios de un niño con rasgos de autismo leves se comportan igual que aquellos con microbios de los controles. Pero los ratones cuyas madres recibieron microbios de un niño con autismo severo pasan menos tiempo socializando, hacen menos vocalizaciones y muestran comportamientos más repetitivos que los controles. El efecto es más pronunciado en crías machos que en hembras.

Los cerebros de las crías con microbios de donantes autistas también muestran un aumento inusual en los genes involucrados en el «empalme alternativo», el proceso por el cual una célula genera diferentes proteínas del mismo gen. También muestran el empalme alternativo de 560 genes, incluyendo 11 con fuertes vínculos con el autismo.

Los ratones con trasplantes de niños con autismo severo tienen menos diversidad microbiana que aquellos con trasplantes de controles, y tienden a tener proporciones inusuales de ciertas bacterias. Estos ratones también tienen niveles inusuales de 27 moléculas pequeñas en sus entrañas. Dos de estas moléculas son la taurina y el ácido 5-aminovalérico, las cuales activan los receptores para el ácido gamma-aminobutírico químico mensajero (GABA). Los niveles bajos de GABA están implicados en el autismo.

El equipo encontró que las crías tratadas con estas moléculas son más sociables y tienen menos comportamientos repetitivos que los controles. Los tratamientos tienen un efecto similar en el comportamiento social, pero no en el comportamiento repetitivo, en las crías con microbios de un niño autista.

El equipo de Mazmanian está explorando qué receptores median los efectos de las dos moléculas en el cerebro. Del mismo modo que están probando otras moléculas pequeñas y microbios como tratamientos en ratones.

Referencias:

Sharon G. et al. Cell 177, 1-19 (2019) Abstract

Texto adaptado por MARIONA ALSEDÀ

Volver
Volver

Autismo: Factores relacionales en Musicoterapia

Puede que no sorprenda que las buenas relaciones generen buenos resultados, ya que las experiencias relacionales significativas son cruciales para todos nosotros en nuestra vida cotidiana. Sin embargo, el desarrollo de una relación con un niño con autismo puede verse afectado debido al nivel de síntomas que interfieren con el desarrollo típico de las habilidades emocionales y sociales. Hoy presentamos la musicoterapia.

En un nuevo estudio, los investigadores de GAMUT, Uni Research Health y la Universidad de Bergen, podrían mostrar que la calidad de la relación terapéutica predice cambios generalizados en las habilidades sociales en niños diagnosticados con una condición del espectro autista (ASC).

Este estudio de predicción incluyó a 48 niños de entre 4 y 7 años que recibieron musicoterapia de improvisación semanalmente durante un período de 5 meses. Los resultados relacionados con las habilidades sociales del niño se midieron antes y después del tratamiento. Con base en los videos de la sesión, los investigadores evaluaron la relación entre el niño y el terapeuta.

Los resultados de este estudio muestran una reducción significativa de los síntomas, si se desarrolló una relación en la que el terapeuta se sintonizó emocional y musicalmente con las expresiones del niño. Especialmente una mejora de las habilidades de comunicación y lenguaje se asoció con la calidad de la relación terapéutica.

Sintonía como mecanismo de cambio

Los procesos de sintonía entre humanos se describen particularmente para las interacciones tempranas entre los bebés y sus cuidadores. Se ha sugerido que la capacidad del cuidador para sintonizar y sincronizarse con los movimientos, ritmos y afectos del bebé influye en el apego y el desarrollo de la comprensión social. Dentro de estos intercambios musicales armonizados, las experiencias infantiles se experimentan y se comprenden emocionalmente.

En musicoterapia con niños con autismo, los terapeutas intentan transferir los principios de los primeros procesos de interacción al hacer música que se adapta específicamente a los sonidos, movimientos, posturas y afectos del niño. Esto debería permitir momentos de sincronización y sintonización, explica Karin Mössler en Uni Research.
Mössler es el investigador principal del estudio.

Niños con autismo infantil  
Centrarse en la sintonía musical y emocional podría ser especialmente importante para los niños con autismo infantil de bajo funcionamiento, ya que podría ser especialmente poderoso cuando se trabaja con procesamiento sensorial, regulación del afecto o desviaciones relacionadas con los movimientos del niño, todos los cuales pueden verse afectados de forma crucial en estos niños. Aunque los resultados primarios de un estudio relacionado que investiga los efectos de la musicoterapia con niños con autismo, no muestran que la musicoterapia funcione mejor que otras terapias, el análisis de subgrupos identificó que los niños con autismo infantil o discapacidad intelectual coexistente mejoran en mayor medida desde musicoterapia que los niños con otro diagnóstico de autismo.
 
Comportamiento estereotípico como recurso
En este sentido, se debe prestar especial atención a las estrategias de intervención que fomentan la relación a través de la sintonía musical y emocional. Estas estrategias deberían ayudar a los terapeutas pero también a los padres de los niños con TEA a sobrellevar el nivel de síntomas del niño, por ejemplo, usando sus movimientos repetitivos o de estereotipo y expresiones afectivas como recurso y punto de partida para la sintonía.

Texto traducido de:
https://www.sciencedaily.com/releases/2017/11/171106095751.htm

Materials provided by Uni ResearchNote: Content may be edited for style and length.

 

Volver
Volver

Musicoterapia en el Hospital Pediátrico

La realidad que encontramos en hospitales pediátricos tiene un entramado de muchas variables por un lado la situación de las familias, que se sienten desbordadas ante el ingreso hospitalario de su hijo, y los niños que viven muchas experiencias que pueden conllevar dolor y sufrimiento. Los pacientes de pediatría, especialmente los más pequeños, no tienen la madurez emocional necesaria para comprender, asimilar y manejar todo lo que les está sucediendo. La música les puede ayudar mucho.

Los objetivos de trabajo son dos, principalmente:

  1. Reducir la ansiedad y el estrés en niños y familiares facilitando la expresión emocional y promoviendo cambios positivos en los estados de humor.

  2. Reducir la percepción del dolor.

Trabajamos con música en vivo basándonos en las investigaciones que avalan esta metodología. Las técnicas de intervención que usamos son la audición musical en vivo, el trabajo con repertorio de canciones e improvisación musical.

Musicoterapia es la intervención clínica utilizando la música para conseguir objetivos terapéuticos por un profesional titulado. Es una profesión de la salud estable que utiliza la música y la relación terapéutica para el tratamiento de las funciones físico, psicológico, cognitivo, emocionales y sociales del paciente. Hay estudios realizados con resultados muy favorables cuando las intervenciones son dirigidas a reducir el dolor, la ansiedad y la depresión. La Musicoterapia es particularmente adaptativa a todas las condiciones humanas. La música tiene la capacidad de energetizar o relajar, facilitar el pensamiento o distraer nuestra atención. Nos ayuda a contactar con la realidad o a facilitar espacios para desarrollar la creatividad y la fantasía. Las sesiones de musicoterapia promueven la expresión emocional dotando de sentido las circunstancias personales del individuo. En España la disciplina está en el comienzo de su proliferación, en un principio demostrando sus posibilidades al personal sanitario y realizando investigaciones para su consolidación. Actualmente trabajan distintos equipos de musicoterapeutas en hospitales de Barcelona y Madrid con adultos y niños en diferentes servicios.

Contexto hospitalario

La situación de las familias en el hospital es compleja, y cada familia lo vive de manera diferente. Pero es una realidad y un aspecto común que ante la situación de ingreso hospitalario de un niño, los padres se sienten desbordados. Los padres se turnan para poder estar con su hijo, y reciben apoyo de familiares, amigos y asociaciones. En el momento de la hospitalización centran toda su energía en su hijo enfermo. La familia entera entra en crisis y se desarrollan cambios en toda su estructura: en los hermanos, los padres, los abuelos y en el niño hospitalizado. La crisis se sustenta en el miedo, la ansiedad y la impotencia que todos acarrean ante una situación que no manejan, en la que intervienen poco de forma activa y que, en definitiva, les desborda. Están en un espacio de donde creen que ellos no pueden hacer nada, porque no son médicos, ni enfermeras, y no poseen conocimientos de lo que le está pasando a su hijo, ni saben que es lo que le puede pasar. ¿Cómo pueden salir airosos de esta situación que les provoca sentimiento de culpabilidad, ansiedad y miedo…. sin saber muy bien como acercarse a sus hijos?

Así mismo, los niños también experimentan todo esto además de la sensación de soledad debido al aislamiento social normalizado. Además, están viviendo en un ambiente que no le es familiar, que no es confortable, donde viven muchas experiencias que pueden conllevar dolor y sufrimiento. Cirugía, estancia en UCI, sala de aislamiento, rehabilitación, toma de medicación, curas, idas y venidas del personal sanitario … Continuo bombardeo de estímulos sensoriales y zonas totalmente mecanizadas donde los niños son sujetos pasivos de su proceso curativo. Los niños, especialmente los más pequeños, no tienen la madurez emocional necesaria para comprender, asimilar y manejar todo lo que les está sucediendo y les rodea. Existe mucha documentación que muestra que la hospitalización es uno de los aspectos más estresantes que un niño puede experimentar. (Langford, 1961; Belmont, 1970; Menke, 1981; Froehlich, 1984, en Dun 1995). Para el niño hospitalizado, la musicoterapia puede ser una alternativa de comunicación, ya que le da la oportunidad de expresar sus emociones sin necesidad, en principio, de ponerle palabras. En ocasiones, es difícil para un niño explicar cómo está siendo su experiencia, especialmente para los más pequeños ya que sus habilidades lingüísticas todavía no están desarrolladas. (Mc Donnell, 1984 en Dun 1995). Existen estudios que indican que los bebés por debajo de los tres meses muestran síntomas de angustia cuando son separados de su madre. La separación en niños de 6 meses puede producir estados de sufrimiento o llanto continuado (Petrillo and Sanger, 1980 en Marley, 1984). Niños pequeños entre 1 y 3 años muestran una gran cantidad de estrés durante la separación. En esta edad, la dependencia de la madre es muy fuerte. Su mayor miedo es poder ser abandonados. (Petrillo and Sanger, 1980 en Marley 1984).

Las sesiones de Musicoterapia brindan una experiencia a niños y familiares que ayuda a normalizar y familiarizarse con el ambiente hospitalario tan extraño y, en ocasiones, tan hostil. La experiencia con la música les da la oportunidad de tener contacto con situaciones que no están relacionadas con el mundo hospitalario, dando una estimulación positiva y sensación de seguridad porque son parte activa de algo: cantan, tocan instrumentos, o se mueven al ritmo de la música.

Una vez que somos conscientes de todas la variables cognitivas, físicas y emocionales que rodean a los niños y familiares en el ambiente hospitalario, podemos hacer una planificación de objetivos cara a realizar la intervención con Musicoterapia.

Objetivos de trabajo

  1. Reducir la ansiedad y el estrés en niños y familiares facilitando la expresión emocional y promoviendo cambios positivos en los estados de humor.

Muchos padres expresan la sensación de no poder servir de ayuda, o de no poder hacer nada por sus hijos. El personal sanitario está tratando a sus hijos mientras ellos, los que mejor los conocen , no pueden ayudar en nada. Por ello, es importante hacer participar a los padres en las sesiones de Musicoterapia. Para atender a los niños que no pueden hablar con el musicoterapeuta, se les pregunta a los padres cuáles son sus canciones favoritas, que música escuchan en casa, y se les invita a unirse a la sesión. Ante la invitación suelen responder, habitualmente, de forma afirmativa. Por una parte, les ayuda a sentirse útiles haciendo algo positivo por su hijo de forma activa. Además, se les da la oportunidad de interactuar con su hijo de una manera distinta a la habitual en un ambiente de hospitalización. La creatividad, el juego, y la música activan mecanismos que ayudan a paliar la situación de estrés y ansiedad en la que están inmersos.

“La Musicoterapia ha sido usada con niños hospitalizados para ofrecer alivio y seguridad y ofrecer un sentido de normalidad a los pacientes y sus familias. Puede ser también de gran ayuda para reducir el estrés de la familia y de los pacientes” (Bailey, 1986, en Dun 1995)

“Escuchar sus preferencias musicales ha demostrados ser efectiva en la reducción de estrés y el incremento de la relajación en un estudio realizado donde el principal estímulo era la audición musical” (Davis and Thaut, 1989, en Dun 1995)

Además, la reducción de la ansiedad ayuda a la sensación de tener más control sobre la situación.

  2. Reducir la percepción del dolor

Los factores que afectan en la percepción del dolor según Wepman son los siguientes:

Factores cognitivos: esperanzas positivas o negativas del dolor y sentimientos de control o impotencia.

Factores emocionales: la ansiedad y la “vigilancia”, que es un mecanismo se supervivencia íntimamente ligado con la ansiedad y que provoca un aumento de la percepción de los estímulos.

Factores simbólicos: Juegan un papel importante en la percepción del dolor, cuando el dolor tiene connotaciones simbólicas especiales.

Se podría afirmar que el umbral del dolor depende en gran medida del estado anímico y emocional del paciente. Sobre estos factores es sobre los que se basan las investigaciones y los tratamientos en musicoterapia. La música se puede utilizar para reducir la percepción del dolor como foco activo de atención o distracción utilizando estímulos musicales ambientales positivos.

“Al utilizar un estímulo musical durante una intervención médica se reduce significativamente la percepción del dolor distrayendo al paciente hacia el estímulo musical.” (Malone, 1996)

La estimulación a través del sonido como forma de controlar el dolor se usa en diferentes ámbitos hospitalarios. Se conoce como “audioanalgesia” al uso de la música como analgesia efectiva del dolor. Se ha constatado su eficacia en operaciones dentales y, actualmente, se está comprobando su eficacia en otros ámbitos. (Gadner et al. 1960).

“El efecto beneficioso de la música fue observado con niños durante el período postoperatorio de cirugía de corazón, en el pulso cardiaco, la capacidad pulmonar y en la reducción del dolor (usando la escala de dolor facial). Sin embargo son necesarios los estudios en mayor profundidad” (Hatem et al. 2006)

El estímulo musical envolvente afín a los gustos del niño hace que el umbral del dolor varíe, generando un ambiente de calma y más distendido durante la intervención, facilitando, además, el trabajo del personal sanitario. De esta manera, y siempre que el personal sanitario nos lo solicite, hemos acompañado musicalmente durante la retirada catéter y vías intravenosas, curas, así como la realización de diferentes procedimientos de enfermería. A través de la música se crea un clima diferente al habitual donde la música es el medio de expresión y canalización del dolor.

Trabajo en la planta

Fase preliminar

Información de casos en control de enfermería: El trabajo de los musicoterapeutas está siendo apoyado por el personal hospitalario y los responsables del servicio de cardiología pediátrica. Esto facilita el trabajo y hace que sea más fácil y efectivo.

Al llegar a la planta se reúnen con las enfermeras que puedan atendernos en ese momento y nos cuentan cómo es la situación ese día. Se informa de los niños ingresados y su estado, nuevas altas y/o bajas y nos indican cuales son los candidatos ideales para tratar con Musicoterapia ese día. Normalmente se da prioridad a los siguientes casos:

Niños menores de dos años.

Niños hospitalizados de larga estancia y que han pasado por el procedimiento de Fontan.

Niños que acaban de subir de UCI o van a bajar a quirófano.

Niños que padecen síndrome de abstinencia.

Niños que van a tener en esa tarde una intervención concreta: realizarles una cura cambio de vía, retirar catéter…

Niños con síntomas de decaimiento, nerviosismo, ansiedad o depresión.

Registramos la información en unas fichas reservando en el anonimato los datos personales del paciente:

La edad y el sexo.

Motivo de la intervención: Nerviosismo, falta de sueño, S.A., decaimiento…

Situación actual en la que se encuentra el paciente: antes o después de una intervención, si están acompañados, larga o corta estancia, etc.…

Información a las familias y consentimiento informado: A cada una de las familias a las que se va a atender se les explica en qué consiste nuestro trabajo, cuáles son los objetivos concretos que queremos conseguir con la intervención y cómo lo vamos a hacer. Se resuelven las posibles dudas y los familiares deciden si quieren que entremos o no. Si la respuesta es afirmativa deberán firmar un consentimiento informado que se archivará junto a la documentación de la intervención como las fichas de supervisión y de constantes vitales.

Antes de comenzar la sesión, se habla con el niño brevemente si tiene leguaje, para hacer una evaluación previa de sus facultades físicas y mentales. También con los familiares y les preguntamos si quieren hacer musicalmente algo en especial: alguna canción concreta, algún estilo, etc. Se nos han dado diferentes situaciones en este sentido como por ejemplo niños que estudian un instrumento musical, otro joven apasionado del flamenco y que estudiaba guitarra, padres aficionados a la música clásica y, por supuesto, los éxitos del momento.

Desarrollo de la sesión

Con toda la información recogida anteriormente a nivel médico, psicológico y, teniendo en cuenta, el momento concreto que están viviendo el niño y la familia, se decide qué creemos que está necesitando el paciente y cual es la mejor intervención a realizar:

Instrumentación de canciones.

Improvisaciones instrumentales: melódicas o de percusión.

Improvisaciones vocales: con o sin texto.

Canciones concretas.

Actividades que impliquen el movimiento o la expresión corporal.

Música para inducir al sueño.

Creación de canciones.

Relajación musical, etc.

Durante el desarrollo de la sesión se está pendiente del monitor por si hubiera cambios significativos en las constantes del paciente que debieran después ser registradas o evaluadas.

Recogida de información y supervisión

Después de cada intervención se realiza la evaluación de la sesión completando dos fichas. Una médica y otra específica de musicoterapia y forma de actuación del paciente. En la ficha médica tenemos en cuenta sobre todo la frecuencia cardiaca y respiratoria, y la saturación de oxígeno. Se anotan los valores antes y después de la intervención. En la ficha de musicoterapia anotamos las actividades que hemos realizado y describimos cómo ha sido musicalmente la sesión y la respuesta del paciente: Tonalidad, escalas, tempo, ritmo, dinámicas, etc. y cómo ha afectado en el cambio de humor, emoción, relajación o activación del paciente. Todo queda registrado y archivado.

Técnicas musicoterapéuticas

Importancia de la música en vivo: La música en vivo puede adecuarse al momento presente y adaptarse de forma inmediata a lo que está sucediendo en ese momento, al ritmo de cada niño o del grupo que participa en la sesión. Esto permite que el impacto sonoro sea más rico y que todos los participantes puedan acceder a la música sea cual sea su ritmo interno, su tonalidad y la realidad física y/o cognitiva que le acompañe. En Musicoterapia, la prioridad es poder guiar las necesidades y los problemas del paciente a través de la música. De esta manera, la música es seleccionada o creada por su relevancia clínica, utilidad y atracción para el sujeto (Patxi del Campo, 2000). Además, la calidad musical, favorece la participación creando vivencias y experiencias creativas y gratificantes.

En el ámbito hospitalario se trabaja con música en vivo en vez de con música grabada basándonos en las investigaciones que avalan esta metodología. En ellas se comparan valores como ansiedad, vigor, tensión, fatiga, etc. antes y después de una sesión de Musicoterapia con música grabada o con música en vivo. Los cambios en estos valores son mucho más significativos, cuando la sesión es con música en directo.

Con la Música en vivo, el Musicoterapeuta puede interaccionar con el paciente, siendo consciente al instante de cada cambio que se da en él. Este feedback constante nos sirve para ir incorporando los cambios necesarios que sean de utilidad para alcanzar el objetivo propuesto.

Técnicas utilizadas

Improvisación musical: Hablando en términos musicales, improvisar se define como el arte de crear música de manera espontánea mientras se toca, más que como ejecutar una composición ya escrita. La improvisación como técnica se utiliza en diferentes marcos clínicos, entre ellos la hospitalaria. La improvisación es una técnica activa, donde el paciente y el terapeuta tocan juntos. Aunque la audición musical tiene beneficios clínicos, el hacer música de manera activa e improvisada implica la atención del niño, le lleva a comprometerse de manera activa y personal, y le permite la expresión emocional de una manera artística – creativa (Kenneth Bruscia, 1999). La flexibilidad de la improvisación no exige tener aptitudes musicales para participar, por lo que no está limitado a ningún grupo de edad ni a ningún nivel de desarrollo.(Kenneth Bruscia, 1999).

Audición Musical en vivo: En esta técnica, el paciente juega un papel pasivo, ya que no implica una actuación concreta. No toca instrumentos ni canta, sino que desempeña un papel más receptivo. Los musicoterapeutas tocan o cantan recogiendo el clima del momento presente y conduciendo la actividad musical. La audición musical puede ser muy efectiva como guía para la relajación o inducir al sueño. Se evalúan las preferencias del paciente y su entorno sonoro habitual (preferencias o hábitos musicales familiares), su edad, etc. Y se escoge la música que promueva la relajación. Por ejemplo, una pulsación constante y lenta, acordes o notas largas y predecibles en estructura y forma, puede promover una respiración pausada y profunda.

Se utilizan muy diferentes estilos y estructuras musicales. Intentando tener un abanico de posibilidades que sea lo más amplio y variado posible para poder acceder a cualquier tipo de persona sea cual sea su procedencia, edad, condición social, capacidades o patología, etc. Dependerá de cada sesión concreta que utilicemos música estimulante o sedante, triste o alegre, basada en tonos agudos o graves, tonos menores o mayores, estilos variados desde el jazz, flamenco, pop, clásico, etc. desde temas antiguos hasta los éxitos más actuales. La elección dentro de este crisol dependerá de lo que el paciente necesite en ese momento y de cual sea el objetivo a alcanzar.

Bibliografía

Betés del Toro, M., et al. (2000): “Fundamentos de musicoterapia”. Morata.

Bruscia K. (1999): “Modelos de improvisación en musicoterapia”. Vitoria: Agruparte.

Egfeller, K., B. Davis, W., Thaut, M. (2000): “Introducción a la musicoterapia teoría y práctica”. Boileau.

Thayer Gaston, E., et al. (1989): “Tratado de musicoterapia”. Paidós.

Yoshiko, F. (2006): “Musicoterapia para el asma”. Arte y Proceso.

Beth Dun (1995): “A Different Beat: Music Therapy in Children´s Cardic Care”. Royal Children´s Hospital, Melbourne, Australia. Music Therapy Perspectives, vol.13, (35 – 39)

Collen A. Lorch, Vochien Lorch, Allan O. Diefendorf, Patricia W. Earl (1994): “Effect of Stimulative and Sedative Music on Systolic Blood Pressure, Heart Rate, and Respiratory Rate in Premature Infants”. University of Tennessee Medical Center Knoxville. Journal of Music therapy, XXXI (2), (106 – 118).

Driskell Chetta, H. (1981): “The Effect of Music and Desensitization on Preoperative Anxiety in Children”. The Florida State University. The Journal of Music Therapy, XVIII (2), (74 – 87)

Gardner, W.J., Licklider, J.C.R., & Weisz, A.Z. (1960): “Suppression of pain by sound”. Science, 132, (32-33).

Malone, A. B. (1996): “ The effects of live music on the distress of pediatric patients receiving intravenous starts, venipunctures, injections, and heel sticks”. Florida State University. Journal of Music Therapy, 33(1), 19-33.

Mangeil Bailey, L. (1983): ”The Effects of Live Music versus Tape-Recorded”. Memorial Sloan-Kettering Cancer Center. Music Therapy; The Journal of the American Association of Music Therapy VOL. 3, No 1, (17 – 28).

Marley, Linda S. (1984): “The Use of Music with Hospitalized Infants and Toddlers: A Descriptive Study”. Miller Children´s Hospital, Long Beach. Journal of Music Therapy, XXI (3),(126 – 132).

Thamine P. Hatem, Pedro I.C. Lira, Sandra S. Mattos (2006): “The Therapeutic Effects of music in Children following cardiac surgery”. Journal de Pediatria. (Rio, J.) 84 (3), (186 – 92)

Sheri L. Robb, Ray J. Nichols, Randi L. Rutan, Bonie L. Bishop, Jayce C. Parker (1995): “The Effects of Music Assisted Relaxation on Preoperative Anxiety”. Shrinars Burns Institute, Galveston, Texas. Journal of Music Therapy, XXXII (1), (2 – 21)

“World Federation of Music Therapy. Definition of Music Therapy”. www.musictherapyworld.de (20 Enero 2003).

Texto revisado y adaptado por Cristina Oroz Bajo
Documentación original en MUSA
Firma-2header_logo

Volver