Un psicólogo estaba dando una conferencia cuando cogió una naranja y le dijo a un joven: «Si yo exprimo esta naranja tan fuerte como pueda, ¿qué saldría?». A lo que el chico le contestó: «¡Zumo, por supuesto!». El profesional le volvió a preguntar: «¿Crees que podría salir de ella zumo de manzana?». Y el joven, riéndose, respondió: «¡No!». «¿Y zumo de pomelo?», insistió. «¡Tampoco!», volvió a negar el asistente. Fue entonces cuando el psicólogo hizo la siguiente pregunta: «¿Por qué? ¿Por qué cuando exprimo una naranja sale zumo de naranja?». «Bueno, es una naranja y eso es lo que hay dentro», argumentaron los allí presentes.
«Cierto, vamos a suponer que esto no es una fruta y sois cualquiera de vosotros, que alguien os aprieta, os pone presión y os ofende. De vosotros surgiría ira, odio, amargura y miedo. ¿Por qué sale esto?», dijo el conferenciante. «Porque es lo que hay dentro de mí», respondió uno de los asistentes. «Ésta es una de las grandes lecciones de la vida que debéis aprender. ¿Qué surge de ti cuando te aprietan? Si te sale ira y odio es porque es lo que hay dentro, y lo que uno tiene en el interior sólo depende de uno mismo, es su elección», concluyó el psicólogo. Así que mejor deberías llenarte de amor y felicidad.
Extraído de «El Rincón del Pensamiento»
Lo mejor que puede hacer un hombre cuando ve a una mujer besar a su hijo, cuando ve a una mujer romperle la cara al invierno y partirse la espalda por el resto es apartarse, observar atentamente, ponerse en pie. Decía Escandar que mirara donde mirara solo veía mujeres luchando. Mujeres cargando, mujeres abriendo, mujeres curando. Madres que se crujen el alma agachándose para quitar las piedras que le salieron a tu camino, para que yo no tropiece.
Las verás siempre dispuestas, lobas que amamantan, cuidan a sus cachorros, cuidan todo, madres de brazos abiertos, de pecho abierto, de alma abierta. Son perfectas por el simple hecho de existir, de haber nacido, de devolver ese regalo dando a luz otra vida. Deberías aplaudirlas al verlas pasar, limpiando el mundo, con sus hijos, con febrero a la espalda, a cargo de la casa, a cargo de la producción, a cargo de la vida. Están en todas partes, abriendo el camino, trayéndote luz, borrando de tu frente los fantasmas.
Mujeres a las que les clavan los codos para que no asciendan en el orden social fijado por los hombres porque se deben al hogar. Mundo de hombres, mujeres frenadas, mundo patriarcal, mundo enfermo, mujeres lanzadas afuera, mujeres sin edén. Limitándose a amar, a ver la distribución desigual del poder y a seguir amando. Mujeres que aman, división sexual del trabajo, mujeres que aman, obstáculos para avanzar, trabajos no remunerados (querer y callar), mujeres que aman, competentes pero que no destaquen, mundo patriarcal, mundo enfermo, mundo enfermo, mundo enfermo.
Mujer anuncio para que tú disfrutes, para que tú la mires, mujer objeto. Mujer bombardeada:, la dictadura de los cosméticos, complejos y más complejos, ventas y más ventas.
Mujeres a las que obligamos a ser madres, amantes, florero, costilla, Cenicienta, cocineras, putas, educadoras, costilla de Adán, felpudo, venticuatrosiete, siempre perfectas, costilla y culpable, pecado original, siempre preparadas como yo lo desee, como deseen los hombres, siempre a mano. Y no solo costilla, y no solo María Magdalena, y no solo burdel, también burka, Juana La Loca, también ablación, Juana de Arco, matrimonios acordados, también Penélope, Casandra, también Pandora, también la culpa, no solo costilla. Violencia doméstica, con golpe o sin él, justificaciones, costumbres, excusas, normas sociales aceptadas, aceptadas por todos porque no tenemos el valor de reanudar el mundo, con ellas al mando, con nosotros al mando, con todos al mando, tribunales que exculpan. Si no las ves eres un imbécil. Están luchando, partiéndose el alma por todos. Muchos lo dicen, que si ellas gobernaran el mundo no habría guerras. Ninguna impulsaría matar al hijo que otra mujer hubiera llevado en su vientre porque solo ellas conciben el dolor sin fin de perder a un vástago. Nunca despojarían a otra madre del milagro de serlo. Nunca. Nunca lo harían. Yo solo quiero que descansen, que las dejemos descansar, que este siglo poco a poco les devuelva lo perdido, sus horarios, que dejen de limpiar nuestro camino, de resolver nuestro crucigrama, que ya tienen bastante con los suyos, sus fantasmas, que olviden ya los míos, los tuyos. El espejo de Frida, el espejo de Szymborska, el espejo de Rosa Parks, las madres de la Plaza de Mayo, Mafalda, Femen,Simone de Beauvoir, mujeres en lucha contra la historia, las manos de la madre Teresa de Calcuta, Indira Gandhi, Victoria Kent y su mirada al preso. El ejemplo, la senda marcada. Madres, mujeres, hermanas, parejas, compañeras, eternas, compañeras, milagro, compañeras, sin dueño, compañeras, siempre, compañeras.
Del libro Todos mis futuros son contigo (Planeta, 2015).
Descubrir lo que tenemos sólo podremos hacerlo si abrimos nuestras manos para ver lo que hay dentro, es donde está todo lo que está a mano, lo que necesitamos, cambiando nuestros pensamientos, los sentimientos y sensaciones que proyectan en nuestro entorno cual reflejo en un río. Perdemos el aliento analistas sin tregua de nuestro entorno, del comportamiento y las reacciones de los demás. Críticos con dureza inigualable para con lo externo, llenos de quejas y reproches creyendo asumiendo la responsabilidad recae fuera de nosotros, intocables, cómodos y ajenos a todo lo que ocurre. Tú eres la única persona responsable de cómo te sientes porque lo que piensas tú siempre es más importante que lo que piensen los demás. ¿Porque dejamos a los demás la fatídica decisión que determina nuestra vida?
Estamos equivocados si creemos que para llegar a lo más alto de la montaña hay que superar a los demás porque la única manera de alcanzarla es superándonos a nostros mismo. La vida es un Eco… lo que envías regresa, lo que siembras es lo que recoges y lo que das es lo que recibes. Lo que ves en los demás existe en ti, así que si no te gusta lo que regresa, lo que recoges, lo que recibes empieza a analizar y cambiar lo que envías, lo que siembras y lo que das. Porque quien quiere hacer algo encuentra los medios y quien no quiere hacer nada encuentra las excusas. La vida es una guerra constante entre elegir hacer felices a los demás pero sin descuidar tu propia felicidad y aquí es donde nos encontramos generalmente; descuidados, irresponsables, inactivos y bloqueados queriendo cambiar lo que no nos compete, lo externo, al otro.
Nadie puede negar que todo es difícil antes de ser fácil y que muchos fracasos vitales son de gente que no se dieron cuenta de lo cerca que estaban del éxito cuando se rindieron. Cada persona tiene su historia y cada uno sabe cuanto le pesan y le duelen sus heridas pero no podemos dejar que pensen tanto que nos inmovilicen y bloqueen nuestro andar así que coge las riendas de tu vida porque hay un dolor que te lastima pero también hay otro que te cambia.
Así que comienza hoy, para tu lavadora cerebral, dirige tus pensamientos, esos que luchan y se empujan en tu cerebro, negativos, quejosos, críticos y ordénalos dándoles el sentido positivo, productivo y proactivo que quieres que tengan, mide las palabras que piensas, los discursos que te das y que tengan el mensaje claro, no dejes a tu cerebro que genere aquello que no vibra contigo, que no te acerca a donde quieres estar. Oblígale a ser noble para que nunca humille, a ser humilde para que no ofenda, y a ser fuerte para que no destruya. Empieza desde esos primeros atisbos de pensamientos, esos comentarios que nadie oye más que tú pero que acaban desembocando en aquello que critícas, que no quieres y que no amas. Busca la coherencia porque es lo único que te hará avanzar y estar más cerca de la persona que realmente quieres ser y, en consecuencia, rodeada de todo lo que realmente quieres. Porque es de locos actuar siempre de la misma manera y esperar por contra resultados diferentes. ¿No crees?
Dónde está el verdadero punto de inicio en el tiempo, ese kilómetro cero que te hace caminar hacia donde tú quieres pero, sobre todo, caminando como tú quieres. Convertidos por inercia en seres reactivos, atacando constantemente como si todo lo que nos rodea fuese una amenaza que no nos deja estar en este sitio donde estamos bien, donde parece que todo cobra sentido y nos sentimos vivos y conectados, a la distancia justa que nos permite ver el mundo. Pasan muchos trenes en la vida y parece que hay personas con las manos fuera intentando atraparte a formar parte de viajes que no planeaste, mareas humanas que después de dejarlas te das cuenta que poco tenian que ver contigo.
Somos víctimas de nuestras propias decisiones, ¿decisiones? ya no tomamos decisiones, no vemos los pros ni contras, no analizamos ni miramos hacia dentro porque realmente hemos perdido el camino hacia nosotros mismos sobreestimulados en un mundo que busca el ya y el ahora sin reconocernos en nuestras acciones, perdidos y perdiendo nuestro tiempo.
Buscando culpables como víctimas, inactivos, dejando nuestra responsabilidad del Poder hacer cosas, de activar el cambio y promover lo bueno en todo lo que hacemos, críticos sin autocrítica, y si la hubiere… nunca para promover el movimiento hacia el crecimiento personal. El mundo está congelado, desorientado dando bandazos sin criterio, sin opinión, sin voz, ahogado.
Y qué significa esto para nuestros hijos, no puede ser peor que un padre o una madre refleje toda esta luz apagada, esa falta de energía, sin energía, sin ilusión, sin alegría…
La vida os insta a no bloquearos, a salir de vuestros trajes impuestos, a dejar a un lado lo que más pesa y que detiene vuestra marcha, no iréis en tren pero caminando las cosas se ven más despacio, más cerca, más claras y si no por lo menos tenemos la opción de parar a mirarlas. Aprovechar lo bueno y dejar ir aquello que no os hace grandes, lo que no os hace sonreír, lo que no os acompaña sino que os aparta de vuestra forma de vivir. Defínete, rediseñate y recupera el Yo puedo… recupéralo por y para ti mismo pero también por vuestros hijos que están rodeados de un mundo de No puedes… y luego los miramos extrañados preguntándonos donde se habrá quedado la imaginación, la creatividad, la espontáneidad… o acaso tu tienes algún resquicio de ellas.
Muévete del sofá, tírate al suelo, míralos con atención y sé para ellos el mejor ejemplo, porque el tiempo es lo que nunca volverá y cualquier pequeño cambio te acerca a ganar un poquito más de ese tiempo que permanece y que no se marca en un reloj. Sé libre por ser tú, porque eres perfecto y guardas en ti el mejor regalo, tu kilómetro cero, ese que por un tiempo perdiste y que buscándolo te dispondrá de nuevo en el inicio del camino.
Padres, también estáis ahí. Mirando a derecha e izquierda, arriba y abajo, desorientados intentando a veces en vano estar presentes, buscar el sitio dentro de un mundo enteramente cambiado por la aparición de un hijo. Dar un paso adelante, reclamar vuestro sitio con fuerza porque sino no podréis decir que os lo quitaron sino que lo dejasteis ir. Aprender de la naturaleza, que le da las mujeres un don que bien podéis, compartir y aprender atentos a hacerlo vuestro no sin menos esfuerzo y dedicación que ellas. No dejéis pasar la crianza delante de vuestros ojos así que impregnados de su olor y su fuerza. Mirando como aquella mujer legó su vida sin contrato al servicio de su familia, de esa familia con la que soñabais antes o después pero siempre con ilusión esa ilusión que ahora hay que buscarla por los rincones escondida y escondiéndose porque nos encargamos de asustarla, que es oxígeno que moviliza, te hace estar vivo y lleno de vitalidad.
«Tener hijos no le convierte a uno en padre del mismo modo que tener un piano no lo convierte a uno en pianista»
Padres, tenéis la responsabilidad de ser motores con la capacidad de hacer volar a vuestras mujeres con gestos sencillos cada día, lanzar miradas cómplices, sonrisas enormes y propulsarlas porque tenéis en vuestra mano la llave de la vida que a un giro da la fuerza suficiente para que una mujer vuele un año sobre la luna. Atreveros a soñar con ellas, a abrazarlas, a acompañarlas y a susurrarles, haciéndoos presentes en el proceso más bonito de esta vida como el padre observador presente que valora, aprecia y comparte la dedicación, el amor incondicional, no permitáis que vuestra mitad del proyecto se escurra entre vuestros dedos, cerrar la mano y agarrarla con fuerza porque será vuestra cuerda de cometa y os prometo que el viaje que comenzaréis será el viaje de vuestra vida.
Cristina Oroz Bajo
«No hay razón para sufrir. La única razón por la que sufres es porque así tú lo decides. Si observas tu vida encontrarás muchas excusas para sufrir, pero ninguna razón válida. Lo mismo es aplicable a la felicidad. La felicidad es una elección, como también lo es el sufrimiento”
(Ruiz,M.)
Sé impecable con la palabra.
La palabra es magia, es decreto, es proyección…, ten cuidado con lo que hablas y sobre todo con lo que te dices a ti mismo, recuerda que no hay nadie más cruel para ti. Las palabras que verbalizamos o las que pensamos nos están creando cada día. Las expresiones de queja nos convierten en víctimas; las crítica, en jueces prepotentes; un lenguaje machista nos mantienen en un mundo androcéntrico, donde el hombre es la medida y el centro de todas las cosas, y las descalificaciones autovictimistas (pobre de mí, todo lo hago mal, qué mala suerte tengo) nos derrotan de antemano.
No te tomes nada personalmente.
Cada persona vive su propia película en la cual es protagonist afrontando su propia odisea, viviendo su vida y resolviendo sus conflictos y sus miserias personales y cada cual lo hace lo mejor que puede dentro de sus circunstancias y sus limitaciones. Las demás personas sólo somos figurantes en esa película que cada cual hace de su vida.
Hay mucha magia negra fuera, lo mismo que la hay dentro de ti misma, o de mí. En cualquiera, en algún momento de su vida, en algún momento del día. Todo el mundo somos «depredadores emocionales» alguna que otra vez.
«Tomarse las cosas personalmente te convierte en una presa fácil para esos depredadores, los magos negros… Te comes toda su basura emocional y la conviertes en tu propia basura. Pero si no te tomas las cosas personalmente serás inmune a todo veneno aunque te encuentres en medio del infierno», asegura Miguel Ruiz.
No hagas suposiciones.
Tendemos a hacer suposiciones y a sacar conclusiones sobre todo. El problema es que al hacerlo creemos que lo que suponemos es cierto y montamos una realidad sobre ello.
«La manera de evitar las suposiciones es preguntar. Asegúrate de que las cosas te queden claras… e incluso entonces, no supongas que lo sabes todo sobre esa situación en particular», insiste Miguel Ruiz. En última instancia y si te dejas guiar por la buena voluntad, siempre te queda la confianza… y la aceptación.
Haz siempre lo mejor que puedas.
El cuarto y último acuerdo permite que los otros tres se conviertan en hábitos profundamente arraigados: haz siempre lo máximo y lo mejor que puedas. Siendo así, pase lo que pase aceptaremos las consecuencias de buen grado. Pero siempre podemos intentar ser impecables con la palabra, no tomárnoslo personalmente y no sacar conclusiones precipitadas… dentro de nuestras limitaciones físicas, anímicas y en general, de cada momento. Si lo intentamos, de la mejor manera que podemos, ya es suficiente.
Estos acuerdos que parecieran sencillos no son simples y requieren de su interiorización de un cambio de actitud, de ponerte otros ojos para ver la vida y que mejor que coger los ojos que miramos cada día, los de nuestros maestros, nuestros hijos. Os pondré un ejemplo muy claro de Andrea Mayoral que dice así…
Cuando terminé la lectura de estos cuatro acuerdos, creí que podría llevar a cabo esos acuerdos de forma sencilla, se veían muy fáciles de cumplir. Pero al poco tiempo me encontré de nuevo increpando a los niños, criticándolos por no hacer las cosas como yo quería. Y luego del sermón que les impartí a los dos, los dejé solos para que ordenaran su cuarto.
Pero justo al momento de cerrar la puerta pude escuchar una conversación que me abrió los ojos a esa sabiduría Tolteca:
-¿Por qué está mami enojada? -preguntó el más pequeño.
-Porque piensa que desordenamos el cuarto para fastidiarla -dijo el mayor en voz baja.
-Pero ¿está enojada conmigo?
-No lo creo, solo está enojada con los juguetes.
-¿Con los juguetes?
-Algo le debieron de hacer, para que cada vez que los ve por el piso, se ponga a gritar.
-Pero a mí no me han hecho nada, y cada vez que los guardamos se ponen muy tristes.
-Escondámoslo debajo de la cama. Así mamá no gritará más.
-No me gusta cuando mami grita.
-A mí tampoco. Me da miedo. Y cuando no puedo jugar con mis juguetes me pongo bravo, pero prefiero estar bravo que tener miedo.
-¡Ya sé que le pasa a mami! -exclamó el pequeño con entusiasmo-. Creo que no le gustan los juguetes, ¡porque ya no puede jugar con ellos!
Una sencilla conversación que me abrió el corazón y me hizo pensar que los niños ven la vida como los Toltecas, y que, si yo lograba recordar lo fantástico que era ver la vida desde la perspectiva de los niños, lograría poner fin a la dictadura de la perfección que atormentaba mi vida.A partir de ese momento, le he dedicado más tiempo a jugar con mis hijos. Guardar los juguetes se convirtió en un juego divertido que compartimos los tres. Ahora sé que no soy perfecta y mis hijos tampoco, ellos hacen lo que hacen porque es lo que hacen los niños y no porque quieran irritarme. No los he vuelto a gritar, o al menos he hecho mi mejor esfuerzo por no hacerlo y cada día trato de cumplir con esos cuatro acuerdos, tanto con mis hijos, mi esposo, compañeros de trabajo, amigos y con las personas en la calle porque la vida no es perfecta y ahora cada día me siento más feliz. (Mayoral, A.)
«Para ser feliz necesitamos utilizar todo el poder que tenemos. De modo que, si te caes, no te juzgues. No le des a tu juez interior la satisfacción de convertirte en una víctima. Simplemente, empieza otra vez desde el principio.» (Ruiz, M.)
…duermes con los ojos cerrados, que te despiertas a las 5 de la mañana pero ya no sabes si llegaste a dormirte. Que te comes el mundo cuando logras juntar 5 horas seguidas de sueño y te despiertas sobresaltada casi culpable por si olvidaste ser madre. Que batallas con concurridas mañanas corriendo entrepasillos para cazar cabezas con camisetas y vestidos, dando directrices a lo lejos como si te encontraras en la bolsa de Wall Street comprando y vendiendo acciones, luchando con pañales incambiables, niños que se desvisten después de vestidos, zapatos que nunca encuentran su par caminando hacia lo que debería ser un desayuno saludable por supuesto! cazando bocas mientras desvías atenciones para poder llenarlas, entonas melodías, lidias con líquidos, mermeladas, mantequillas y galletas que desaparecen en el fondo de los tazones mientras desayunas, desayunar? qué es desayunar? quizás de milagro un café frío justo antes de cerrar la puerta antes de abrirla de nuevo para coger ese algo que sabes que alguien ha olvidado. Con mochilas a punto, con snacks, batas, baberos y recambios de temporada, chupetes, dinoraurios y carros de muñecas enganchados a las manos de tus hijos en frente de la puerta justo al instante en que parecía que ese día funcionaba.
…regalas cada minuto de tu tiempo y de tu mente cuando alguno de la camada está enfermo, haces tuyo su sufrimiento, que sabes adivinarlos sólo oliéndolos, que recibes todos los golpes porque solo tú sabes levantarte de todos ellos más fuerte si cabe, viendo a los tuyos pelear con sus emociones, impulsos y sensaciones siempre a caballo entre el sueño, el hambre y el desconsuelo.
Madre que…
…razonas lo irrazonable, curas lo incurable y consigues lo imposible mientras repites incansablemente los mismos consejos imprimiendolos verbalmente en la mente y el quehacer de tus pequeños. Madre observada en parques abarrotados de madres que intentan, en la distancia más cercana, ser críticos insaciables de su propia realidad, espacios de intercambio que en lugar de fomentar el descanso de las madres dan lugar a psicoparques que ofrecen cursos intensivos de qué hacer y qué no hacer para ser “buenas y malas madres”. Madres corriendo de un lado para otro salvando niños que parece salieran de debajo de las piedras.
Madre que…
…intentas hacer cosas “normales” cuando la normalidad es la lucha entre el convencimiento de que recuperas algo pero pierdes otra cosa, casi culpable por tener cinco minutos de tiempo, nerviosa palpando el móvil que esté operativo y siempre a mano como salvavidas de la madre que intentas ahogar entre sonrisas y conversaciones extrañas monotemáticas de aquello que a lo lejos ansiamos cerca o silencios incomodos porque se te olvidó que es una conversación de ida y vuelta sin toallitas en mano preparadas para limpiar la nariz y la cara de tu interlocutor.
Madre que…
…llegando a todo vives en la hiperactividad constante, pensando en donde estará el libro de instrucciones de todo lo que te viene y te queda por venir, equilibrando tus modos, los suyos y los del más allá, buscando a momentos el equilibrio emocional y la paciencia que parece que se agotó justo antes de que sonara el despertador doblada entre rodillas, cabezas, sin almohada y destapada y preguntándote si habrán descansado lo suficiente.
Madre que…
…meciendo la sillita vacía en el semáforo buscas las claves expres para ser una buena madre leyendo el blog del momento, autocorrigiéndote y siendo tu más dura crítica, diciéndote que la próxima lo harás mejor luchando con los sentimientos de frustración e imperfección.
Madre que…
…trabajas a la intensidad más alta, marcha constante y con la sensibilidad más dulce a tiempo completo y todo el año, fabrica de besos y abrazos, de motivación y emoción que ves a tus hijos convertirse en eso que soñaste, que agarran la felicidad de tu mano, haz que el tiempo con ellos cuente. Disfrútalo, frena, respira y deja que tu frase coletilla deje de ser “date prisa”, deja a un lado tu limpiadora, taxista, cocinera, nutricionista, enfermera, educadora, psicóloga, mediadora, decoradora, cuentacuentos, artista… y sé madre porque la vida… no viene con un manual de instrucciones viene con una Supermamá.
“La mayoría de los niños, oyen lo que dices, algunos incluso hacen lo que dices, pero todos los niños, hacen lo que haces”.
Ahora sabemos que esas tabletas, teléfonos y videojuegos son una forma de droga digital, que el efecto adictivo afecta la corteza cerebral del cerebro; su función ejecutiva y control de impulsos, de la misma manera que la cocaína, elevando los niveles de dopamina (neurotransmisor de placer). Pantallas llamadas «cocaína electrónica» (Whibrow, P.; UCLA), «heroína digital” (investigadores chinos) o «pharmakeia digital» (griego para la droga, Marina de EEUU).
¿Porqué los padres, diseñadores e ingenieros son los más cautelosos? ¿Porqué Steve Jobs era un padre notoriamente de baja tecnología? ¿Porqué los ejecutivos e ingenieros de Silicon Valley matriculan a sus hijos en escuelas Waldorf no-tecnológicas? ¿Porqué los fundadores de Google, Sergey Brin y Larry Page, fueron a escuelas Montessori sin tecnología así como el creador de Amazon Jeff Bezos y el fundador de Wikipedia, Jimmy?
La exposición a dichos dispositivos provoca cambios en:
Los niños… su juego es cada vez menos creativo y experimental perdiendo atracción por objetos, sus intereses se reducen, se pierde interés por las relaciones en el juego, los juguetes, la naturaleza. Aparecen dificultades en el sueño y en el mantenimiento de la atención por la hiper-excitación. Peor aún, nos encontramos a niños apáticos, que se aburren, sin imaginación, desinteresados y desmotivados cuando no están conectados con lo digital.
Las familias… la agresividad y los berrinches cuando los dispositivos se quitan y la atención se disipa cuando los niños no son estimulados perpetuamente. Y esto se extiende a los padres que son los primeros ejemplos, se relacionan menos y peor con sus hijos, están semipresentes en los momentos en familia y las relaciones, y la comunicación se deteriora profundamente.
Su futuro… Cientos de estudios clínicos demuestran que las pantallas aumentan la depresión, la ansiedad y la agresión y que pueden llevar a características psicóticas por falta de contacto con la realidad. Demostrado está que los niños que pasan más tiempo frente a pantallas tienen más problemas de déficit de atención. Esto se debe a que hay una región en el cerebro emocional, llamada «núcleo estriado», que valora las actividades donde dirigir la atención en función de la intensidad del estímulo y la rapidez con la que satisfice. Así decide a qué actividades debemos prestar más atención. Con estos dispositivos el cerebro se acostumbra a recibir estímulos intensos y satisfacción inmediata, así difícilmente va a querer prestar atención a otras actividades menos intensas, y corren el riesgo de caer en una adicción.
Estudios clínicos sobre adolescentes detallan que han encontrado más fácil tratar la adicción a las drogas que a lo digital, los videojuegos o las redes. Los niños de 8 a 10 años pasan 8 horas al día con diversos medios digitales mientras los adolescentes pasan 11 horas frente a las pantallas. Uno de cada tres niños está usando tabletas o teléfonos inteligentes antes de que puedan hablar (Academia Americana de Pediatría, 2013). No es una tarea fácil en nuestra actual sociedad llena de tecnología donde las pantallas son omnipresentes. Una persona puede vivir sin drogas o alcohol pero las tentaciones digitales están por todas partes.
¿Qué hacemos como padres y desde casa?
La principal clave es la prevención, evitar que su hijo de 4, 5 u 8 años se enganche a las pantallas. Eso significa Lego en lugar de Minecraft; Libros en lugar de iPads; Naturaleza y deportes en vez de TV, hasta que tengan por lo menos 10 años de edad (incluso hasta los 12).
Evite al máximo la utilización de dispositivos electrónicos en casa, siempre que esté en familia: establezca un parking de móviles para toda la familia, coma con sus hijos sin ningún dispositivo electrónico en la mesa, manténgalos en silencio, evite utilizarlos a modo de niñeras digitales. Hable con sus hijos sin dispositivos en la mano, recuerde: “la mayoría de los niños, oyen lo que dices, algunos incluso hacen lo que dices, pero todos los niños, hacen lo que haces”.
Es muy posible, dependiendo del grado de exposición en el que se encuentren sus hijos, que se sientan desorientados, aburridos, oxidados y se sientan solos y sin recursos para conectarse a las experiencias de la vida real. Nosotros como adultos también estamos sufriendo esta situación y hemos, juntos, de recuperar las actividades creativas para conectar de nuevo las relaciones familiares.
Mientras que un niño está utilizando una tablet o viendo la tele, está dejando de hacer otras actividades necesarias para su desarrollo. En menores de 2 años está demostrado que su cerebro necesita interacciones directas con personas reales para desarrollar el lenguaje y otras habilidades cognitivas, sociales y emocionales. Y a partir de los 2 años el principal efecto negativo de las tecnologías es que restan tiempo de ejercicio físico y actividades manipulativas además de todo el componente atencional y motivación anteriormente descrito.
¿Cómo hacer un uso responsable de las tecnologías?
Por otro lado no hay que negar que estamos asistiendo a un cambio social con las nuevas tecnologías así que para prevenir este uso excesivo, se pueden proporcionar a los niños y adolescente herramientas para hacer un buen uso de ellas.
Jugar con ellos y compartir eso que les motiva, compartir emociones, aprender juntos y conocernos mejor. Ubicar los dispositivos en el espacio común para evitar el aislamiento y observar informalmente su comportamiento. Invitar a amigos a jugar siempre es mejor opción para conocer cómo se relacionan. Programar tiempos de uso, que suponga un equilibro entre todas las dinámicas, siempre determinar su fin antes de empezar para que así sea más fácil conseguir el compromiso. Hablar de internet de una manera crítica y reflexiva teniendo en cuenta sus pros y sus contras. Informarse sobre programas limitadores de contenidos. Siempre sugerir que realice otras actividades de ocio que les motiven.