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Eres una buena madre.

Una madre australiana mantuvo una breve conversación con una psicóloga infantil que se convirtió en una maravillosa lección sobre la maternidad. La respuesta de la psicóloga

madre
Son los niños silenciosos, los niños temerosos, los adolescentes que no llegan a casa y los padres que no están en comunicación con sus hijos que me preocupan.

le dejó huella:

«Hace un par de semanas un terapeuta infantil miró a mis hijos y me dijo…
«Eres una buena madre.»
Sintiéndome como un fraude total, dije: «No me siento como una buena mamá. Los niños me están volviendo loca, estoy perdiendo la paciencia y me quedo dormida en la noche preguntándome dónde voy a conseguir paciencia para otro día»
A lo que ella respondió con una declaración que no he podido olvidar,
«Los bebés lloran, es como se comunican. Los niños pequeños protestan, y los adolescentes se quejan.
Entonces las mamás dicen las palabras «joder mierda en su aliento antes de cada respuesta. Es cómo nos comunicamos?.
Pero adivina qué Constance? Es mejor que el silencio.
Una casa llena de chicos gritando y adolescentes que luchan y unos padres a los que se les contesta es sano para mí.
Son los niños silenciosos, los niños temerosos, los adolescentes que no llegan a casa y los padres que no están en comunicación con sus hijos que me preocupan.
Y los niños no te vuelven loco, ya estabas loco. Por eso los tuviste.
Y así, me sentí como una buena madre de nuevo.»

Madres del mundo!! Respirar profundo, estáis haciendo un buen trabajo.

Constance Hall

Traducido por Cristina Oroz Bajo

Fuente Original: Constance Hall Facebook Page

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16 cosas que Capdevila aprendió en el 2016…

16 lecciones de vida de la mano de Capdevila.

  1. Las limitaciones nos hacen crecer. Que aceptar las limitaciones tiene un punto doloroso y otro de liberador. Sueltas peso y te puedes verter en cuerpo y alma a lo que te queda, si aprendes a dejar de lamentar lo que pierdes. Cuando se cierra una puerta se abren solitas un montón de ventanas.
  2. La amabilidad el mejor de los efectos contagio. Que la amabilidad puede ser la idea más revolucionaria. Tiene el poder transformador de las personas que llevan la sonrisa puesta, que transmiten optimismo, que nos hacen reír, que por allí donde pasan mejoran el ambiente.
  3. El cuerpo es como un perro. Que en lugar de lamentarnos cuando el cuerpo se nos queja y soltar un «maldita rodilla», tocaría valorar los años que hace que nos soporta y se dobla a nuestro servicio. En lugar de maldecir a los huesos habría celebrar que este esqueleto hace lo que puede y más para mantenernos de pie.
  4. Que la Alegría de vivir no tiene métodos pero tiene maestros. Conviene acercarnos, a la espera del contagio, a gente sencilla, que tiene en su foco la bondad y la estima y el cuidado de los demás, que pasan desapercibidos en un mundo que premia más el cinismo que la ingenuidad.
  5. Estamos para cuidarnos con mucho tacto. Que hemos venido aquí, aunque lo disimulamos demasiado bien, a amar y ser amados, y por tanto, a cuidarnos. Y que el cuidado de las personas es la tarea más importante del mundo, y la menos valorada.
  6. No discutas nunca con un imbécil. La clave es detectarlos y frenarlos antes, pero esto requiere una sociedad madura y respetuosa que ignore la provocación barata y admire más los valores que no los resultados a cualquier precio.
  7. ¿Por qué pedimos perdón por llorar? Que la persona con la que no te duele llorar y que te haga la compañía adecuada es por fuerza un muy buen amigo. Sobre todo si también sabeis reír juntos.
  8. Nunca es tarde para aprender a caminar que con el amigo con el que más ando somos mucho más amigos desde que caminamos juntos: eres más sincero, más directo, más profundo.
  9. Que sin confianza no hay motivación, porque confiar a menudo da más fruto que vigilar.
  10. Que seducen más los optimistas currantes. Los que saben que todo es un desastre y todo puede ir muy mal si no ponemos remedio pronto. Y por eso se arremangan. Y mantienen este punto de ingenuidad necesaria para creer que podrán. Porque sin confianza no hay convicción y sin convicción no hay resultados y sin resultados no hay motivos para mantener la esperanza.
  11. Que priorizar significa descartar. Que para poder dar el sí entusiasta y posible al que quieres deberás decir el no contundente y desculpabilizar al que no cabe.
  12. Que lo peor del miedo es cuando nos pilota, cuando se instala en el volante. Porque el miedo nos puede hacer traidores y nos puede paralizar por completo. El miedo a la verdad nos hace mentirosos, el miedo de sentir emociones fuertes nos hace fríos, el miedo del riesgo nos hace tirar demasiadas toallas, y el miedo de morir nos puede impedir vivir.
  13. Que somos más lo que hacemos que lo que decimos, somos más lo que decidimos que lo que pensamos, somos cuando actuamos y no cuando reflexionamos. Y como hemos venido aquí a relacionarnos, la educación es el arte y oficio sublime de aprender mientras se enseña y de enseñarse mientras se aprende. Sólo estando de verdad, de corazón y siempre puedes aprender y enseñar a estar allí.
  14. Que necesitamos más mala leche y más esperanza. Tenemos que estar más cabreados y más ilusionados vez. Nos conviene señalar y denunciar a los culpables, mirarles a los ojos, no asumir que esto toca, mostrarles toda la rabia que sentimos. Y simultáneamente ir arreglando con las manos el día a día, desde el inconformismo, con ambición y con la certeza absoluta de que es posible.
  15. Que necesitan médicos y maestros con visión de cabecera, que en lugar de dedicarse al trocito asignado y suficiente, sean capaces de tomar distancia y tener cuidado de personas enteras, de pies a cabeza. Cuidar es mucho más que curar.
  16. Que la belleza está en la mirada, y no hay privilegio más hermoso que ser observado desde el amor incondicional y la alegría de vivir. Ninguna inversión más segura y rentable que rodearnos de personas que nos quieren tal como somos, que nos encuentran guapísimos al margen de lo que dicte el espejo. Que nos miran siempre con buenos ojos.
La enfermedad te da una lucidez extraña. Te echaremos de menos!
La enfermedad te da una lucidez extraña. Te echaremos de menos!

Carles Capdevila (30 diciembre 2016)

Traducido por Cristina Oroz Bajo

Fuente Original: 16 cosas que he aprendido en 2016.

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Siéntate! Quieto!

Cuando se mueve con su hijo está estimulando el crecimiento de su cerebro.
Cuando se mueve con su hijo está estimulando el crecimiento de su cerebro.

Siéntate! Quieto! El mantra de cada aula: pedirle a los niños que se estén quietos. Trasciende también a las dinámicas familiares.

Los niños tienen cuerpos que están menos preparados que nunca para aprender. Con sistemas sensoriales que no funcionan bien, y se les pide que se sienten y presten atención. Los niños naturalmente empiezan a moverse para obtener el movimiento que su cuerpo necesita desesperadamente y no está recibiendo lo suficiente como para “encender su cerebro”. ¿Qué sucede cuando los niños empiezan a moverse? Les pedimos que se queden quietos y presten atención; por lo tanto, su cerebro vuelve a “dormir”.

El movimiento nervioso es un problema real. Es un fuerte indicador de que los niños no están moviéndose lo suficiente, no están haciendo suficiente ejercicio durante el día. Tenemos que solucionar el problema subyacente. En las aulas, los tiempos de recreo necesitan ser extendidos y los niños deben jugar afuera tan pronto como salgan de la escuela. Veinte minutos de movimiento al día no es suficiente! Necesitan de juego al aire libre con el fin de establecer un sistema sensorial saludable y para apoyar la atención a nivel superior.

Para que los niños aprendan, necesitan ser capaces de prestar atención. Para prestar atención, debemos dejar que se muevan. Pero eso está cambiando a medida que la evidencia demuestra que tomar pausas breves de actividad durante el día ayuda a los niños a aprender y estar más atento en clase, y se están adoptando un creciente número de programas diseñados para promover el movimiento en las escuelas (Hadson, A., 2014).

«Necesitamos reconocer que los niños están basados en el movimiento»(Gatens, B.)»En las escuelas, estamos presionando contra la naturaleza humana para pedirles que se queden quietos y en silencio todo el tiempo».»El tiempo activo usado para energizar tu cerebro hace que todos esos momentos sean mejores y más productivos”. Un informe de 2013 del Instituto de Medicina concluyó que los niños que son más activos «muestran una mayor atención, tienen una velocidad de procesamiento cognitivo más rápido y un rendimiento mejor en las pruebas académicas estandarizadas que los niños que son menos activos.»

«La actividad estimula más vasos sanguíneos en el cerebro, el movimiento activa todas las células cerebrales que los niños están usando para aprender, despierta el cerebro y prestan más atención en la escuela «. «Esta es una generación digital que espera estar entretenida, y no estamos pensando en el niño como una persona entera, en cómo la actividad física les ayuda a sobrellevar el estrés de la escuela y en realidad los beneficia en el aula» (DiStefano, L.)

Para que los niños aprendan, necesitan ser capaces de prestar atención. Para prestar atención, debemos dejar que se muevan (Hadson, A., 2014).

Cristina Oroz Bajo

Fuentes originales:

Why so many kids can´t sit still in school today? (Hadson, A., 2014)

Why Kids Shouldn’t Sit Still in Class. (Dela Cruz, D., 2017)

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Acostarse con sus hijos hasta que se queden dormidos no es un mal hábito.

En realidad, hay unas noches miserable pero generalmente es un momento único y hermoso. Mentiría si dijera que no se disfruta allí viendo como mis hijos flotan entre la vigilia y el sueño siendo mágico e íntimo siendo como yo imaginaba ser padre antes de que realmente tenía hijos. A veces, en la oscuridad, mis hijos se anidan contra mí, teniendo cerca su dulce pelo, el sentir de sus mejillas calientes contra mi cuello, o sus corazones golpeando salvajemente en sus pechos – y me emociono con gratitud casi con lágrimas en los ojos.

Había escuchado todos los argumentos sobre por qué acostarse con sus hijos hasta que se quedan dormidos es un mal hábito. Es el tipo de hábito número uno que se supone romper cuando sus hijos son bebés. Excepto, si no lo haces o hacen colhecho durante la lactancia. Entonces, a medida que envejecen, ¿qué pasa si se desarrollan de la mano o acariciando su espalda hasta que están dormidos? Y luego, incluso después de que hayan superado todo eso, ¿qué pasaría si te piden que te acuestes allí, tranquilizándolos con tu presencia hasta que estén profundamente dormidos?Pensarás… ¿Cómo aprenderán a calmarse? ¿Cómo aprenderán a dormirse sin ti? ¿No vas a crear hijos dependientes que nunca aprenden a funcionar en el mundo sin ti? La respuesta a la última pregunta es inequívoca. Numerosos estudios han demostrado que cuanto más unidos los niños, más seguros e independientes se vuelven. Tiene sentido si piensa en ello: dar seguridad a los niños les hace sentirse seguros y capaces de funcionar con facilidad en el mundo.

Me acuesto con mis hijos porque me quieren, porque es algo que siempre hemos hecho, y porque nos sale de forma natural a pesar de que a menudo me molesta esos 10 a 20 minutos adicionales de espera, en realidad es sólo un puñado de minutos en mi día, pero Significan el mundo para mis hijos. Me acuesto con ellos porque entre la escuela, el trabajo, las comidas, los deberes y otros compromisos, es raro que tengamos momentos de silencio y cercanía tan hermosos y profundos como los que están justo antes de dormir. Me acuesto con ellos porque ni siquiera a mí me gusta dormirme sola y a mis hijos se les exige tener esa seguridad extra que incluso los adultos anhelan. Me acuesto con ellos las noches que están estresado, inquietos, o simplemente me necesitan y no saben por qué. Porque sé que los días de me necesitan tanto están contados. Me acuesto con mis hijos porque sé que a los chicos se les suele enseñar a ser más duros que esto, a llenar sus necesidades y deseos, y creo que es una forma peligrosa para que los niños (y los hombres) funcionen. Me acuesto con ellos porque me lo piden y estoy dispuesta.

Sí, a veces al final de mis largos días como una mamá, acostado en la oscuridad es el último lugar que quiero estar. Sí, a veces estoy agitada, hambrienta, tocada. A veces me encuentro apretando los dientes con fuerza para no soltar mis gritos de frustración. Pero también sé que estos minutos que mis hijos se deslizan en la seguridad de mis brazos o mi presencia son exactamente los que tienen más peso para mis hijos – y para mí. Y no cambiaría eso por nada.

Texto adaptado por Cristina Oroz Bajo extraído de Wendi Wisner; Writer and Lactation Consultant; The Motherhood Experience.

Fuente: http://www.scarymommy.com/lying-down-with-your-kids-until-they-fall-asleep-is-not-bad-habit/

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