Volver

¡Adiós pañales! para niños no verbales. Parte 2

Continuamos con los puntos que nos queda por presentar del pasado Webinar sobre el «potty training» que hizo Cristina para la gran comunidad que formamos en Método VICON. Os recordamos por si acaso, que tenéis el vídeo íntegro en nuestro perfil de Facebook, como os dijimos. Hoy, de nuevo, Adiós pañales para niños no verbales.

Tenéis aquí la primera parte, para recordar que nos quedamos en el punto 12. El que hace referencia a unas ayudas que podemos utilizar para facilitarnos el momento. Para que así, podáis entender los siguientes puntos que os relatamos.

13. ESCAPES FUERA DEL BAÑO

Si se lo hacen no se les debe reñir, ni castigar, ni producir ningún momento de estrés, aunque parezca mentira tenemos que decir “pipi” enseñándole a identificar lo que está haciendo y poco a poco acompañarlo al baño aunque luego tengamos que limpiar todo el camino. Procederemos a la sentada como si fuera incidental pero mirar estas oportunidades como lo que son, momentos en los que ellos van a poder saber lo que significa pipi de primera mano, la mejor manera de aprender que tienen y con el acompañamiento adecuado y sin castigos ni alteraciones por nuestra parte. Involucramos al niño en el cambio de ropa para que realmente comience a ser consciente que compensa pedir pipí o ir a hacerlo antes que perder todo ese tiempo limpiándose y cambiándose.

14. NIÑO TAMBIÉN SENTADO

También es muy importante puntualizar que es recomendable que los niños aprendan este hábito sentados, porque luego nos ayudará al proceso de defecación o de caca. Si no tendemos a tener niños que hagan caca de pie, porque no olvidéis que tenemos niños muy literales y que les cuesta hacer cambios en el aprendizaje una vez interiorizado, así que ahorrando unos pasos y aprendizajes intermedios ayudaremos a nuestros niños a aprender este hábito sentados. Incluso utilizaremos su mano para bajar el pene y que ellos mismos lo sostengan para que no se habitúan a que seamos nosotros los que tengamos que hacer la sujeción por ellos.

15. PRIMERO ES LA ORINA, Y DESPUÉS, LAS HECES.

No es lo mismo el control de esfínteres de pipí que el control de esfínteres del caca, aparte de que son músculos diferentes volvemos otra vez a la reflexión de antes el pipí para que salga tenemos que relajar pero cuando hablamos de la caca hay una cadena de músculos que nos ayudan a empujar y hacer caca. Y ahí me gustaría entrar en un punto muy importante: tenemos que controlar el estreñimiento de nuestros niños para que este proceso sea lo más suave y relajado posible. Si nuestro niño no tiene problemas para ir al baño es importante que la dieta no varíe en tiempos ni cantidad, que sea abundante en líquidos, y que si optáis por introducir las heces también, incluyáis verduras o alimentos que favorezcan ir adecuadamente al baño como semillas de lino, aloe vera… sin que el peque haga presión, pero en cualquier caso, debéis entender que hay que darle tiempo para entender la dinámica, y que por cuestión de repetición, es más fácil que entienda primero el hacer pipí. Un niño que está en un proceso controlado de defecación debería ir al baño entre una o dos veces al día. Lo mismo nos puede pasar con la diarrea y poder descartar intolerancias alimenticias y poder controlar esa edificación antes de este proceso adaptación al ir al baño porque sino hay variables que están jugando en nuestra contra y tenemos que tenerlo todo a favor familias.

Primero atenderemos a todo lo relacionado con el control de esfínteres urinarios del pipí para luego pasar al proceso de defecación.

Cuando hablamos de defecación y a veces mucho más fijos tenemos los horarios ¿Cuándo debemos llevarlo? Pues unos 10 minutos antes de la hora estimada de evacuar (es decir si suele hacer caca a las 11:30, sobre las 11:20 horas) de tal manera que le demos tiempo para relajarse. También es aconsejable echar algo de papel antes de hacer pipí y/o defecar, puesto que algunos niños se asustan cuando oyen las heces caer o ante el contacto del agua al salpicar.

16. ESTREÑIMIENTO

Pero qué pasa cuando no existe esa regularidad en la defecación, cuando tenemos el famoso Estreñimiento.

Es importante intentar prevenir y tratar este estreñimiento. Hay que facilitar que el niño haga caca: si pide un pañal, se lo ponemos; si se lo hace encima, lejos de reñirle lo tratamos con naturalidad, exactamente igual que con el pipi. Es importante seguir una dieta rica en fibra (legumbres, galletas y macarrones integrales o con fibra, frutas y verduras…) y quizá tomar algo más de agua, pero cuando el problema está establecido, probablemente no será suficiente. Ante un problema puntual, si lleva tres días sin hacer nada, puede ser útil un supositorio de glicerina. Pero si hemos de recurrir al supositorio con demasiada frecuencia, es mejor administrar un laxante cada día. El que le recete su pediatra, que normalmente será un laxante seguro y no irritante. Algunos niños necesitan tomar laxantes durante meses para conseguir una deposición diaria o casi diaria sin esfuerzo.

Un caso extremo tenemos la Encopresis…

A veces se forma una gran masa de caca seca, un fecaloma, que no sale nunca (o, cuando sale, ya se ha formado otra nueva). El fecaloma irrita la mucosa rectal, que reacciona produciendo mucosidad que sale mezclada con un poco de caca líquida. Al niño se le escapa, se lo hace encima, y los padres pueden creer que tiene diarrea, cuando en realidad es un grave estreñimiento. Hay que evacuar completamente el recto, normalmente con lavativas –no caseras, sino siguiendo las recomendaciones del pediatra–, porque los supositorios dejan de ser efectivos cuando el recto está dilatado.

17. TOCAMIENTOS.. 

A veces nos encontramos con niños que tienden a tocarse durante esos momentos de ir al baño, es muy natural cuando descubrimos unas partes que normalmente están ocultas y aparece ese proceso de descubrimiento, así que intentemos no añadir una tarea más a este proceso y tratarlo con naturalidad. También tener en cuenta que cuando el pene está en erección hay más dificultades de hacer pipí así que son aspectos que hay que tener en cuenta a la hora de sutilmente reconducir estas conductas. También nos encontramos con niños que tienen a meterse el dedo por el culito y empezamos a ver que en muchas de esas ocasiones son síntomas de estreñimiento, donde el final del ano está más reseco, y produce picor así que tener en cuenta poner cremas, aceites y volver a controlar todo el tema de el estreñimiento vuestros hijos para que no tengamos un problema añadido por ese camino.

Resumiendo… Entendemos cómo es la musculatura, que necesitamos un tono muscular adecuado y desarrollado, que la actividad tiene que ser relajante y atender a los indicadores, nosotros también tenemos que transmitir esa relajación para ayudar a relajar y producir ese momento de liberación de orina, que el momento de habituación al baño se tiene que asumir, que tenemos algunas ayudas como el agua, como ejercicios de relajación y que tenemos que ayudar con los tiempos de espera. Que no tenemos los mismos procesos en el control del pipí y de caca y que vienen a tiempos diferentes así que atenderemos primeramente al de pipí y mientras miraremos todos los problemas añadidos en la defecación.

18. ORINAL SI, ORINAL NO

Teniendo en cuenta las dificultades de generalización que presentan nuestros niños con autismo, con dificultades de comunicación pasar por el orinal puede alargarnos el tiempo en asumir el proceso de hacer pipí en el váter. El hecho de hacerlo con el orinal en cualquier sitio no es enseñarle adecuadamente donde se hacen estas actividades.

Sólo hay algún caso concreto en los que recomendamos introducir el orinal. Cuando encontramos niños rígidos que han seleccionado, que han identificado un lugar en concreto en la casa, detrás del sofá, detrás de la puerta para hacer siempre el pipí, podemos utilizar en esos casos el orinal posicionado en ese lugar favorito para desarrollar la habilidad allí y luego poder poco a poco ir trayéndola al baño. También en los casos donde hay fobia al baño, solo en estos casos es cuando recomendamos el uso del orinal, cuando la rigidez a nivel espacial, cuando los niños tienen miedo o fobia al baño es cuando recomendamos hacer un paso intermedio porque tenemos una dificultad añadida y no es posible trabajarlo todo al mismo tiempo, siempre buscando esa relajación del niño.

19. PRIMERO DE DÍA Y, DESPUÉS, DE NOCHE

No se aconseja retirar el pañal de día y el pañal de noche al mismo tiempo, son procesos diferentes y consideramos más oportuno retirar primero el pañal de día y una vez transcurridas dos semanas sin escapes durante el día, y mirando indicadores intentar retirar el pañal durante la noche. Muy importante el ejercicio físico y seguir con el proceso de beber agua, no justo antes de ir a la cama pero sí durante el día.

Algún indicativo que nos podría decir que está preparado para dejar el pañal de noche es si el pañal aparece seco alguna noche o incluso una gran mayoría de noches. Es importante porque lo contrario va a suponer cortarle el sueño para acudir al baño constantemente y necesita descansar y estar relajado. Aquí sí es importante y ayuda hacer un registro, de ahí que los períodos más aconsejables para ello sean las vacaciones, puesto que nuestro sueño como adultos puede verse alterado.

¿Y QUÉ PASA CON LA ENURESIS?
La definición de enuresis nocturna es “hacerse pis en la cama al menos dos veces por semana, después de los cinco”. Es decir, antes de los cinco años, o cuando sólo ocurre una vez por semana, ni es enuresis ni es nada.

La mayoría de los niños consiguen controlar plenamente el pis y la caca sobre los tres/cuatro años, aunque hasta unos años más tarde puede que, muy de tarde en tarde, se les escape la orina en momentos de tensión o despiste. Si se hace pis en la cama antes de los cinco años, o solo una vez a la semana, no se considera enuresis. Muchos consiguen controlar la orina por la noche casi al mismo tiempo que durante el día. Pero otros muchos tardan varios años. Tengamos en cuenta que este proceso Es el de un niño típico y nosotros tenemos una realidad bien diferente, generalmente asociada a una inmadurez tanto del lenguaje y la comunicación como a nivel fisiológica, y a veces no tenemos esas dificultades y nuestros niños controlan a la perfección esta habilidad pero es muy normal que estos procesos naturales o típicos se dilaten en el tiempo en casos con discapacidad creo que es la  razón por la que estáis todos aquí hoy conmigo.


¿Por qué mi hijo aún se hace pipí en la cama? En realidad, la enuresis es normal. Simplemente, unos niños tardan más que otros. Suele haber un componente hereditario. El niño no lo hace a propósito, ni por comodidad, ni por falta de interés, sino porque no puede evitarlo. Jamás hay que ridiculizarlo. Se han usado algunos fármacos para tratar la enuresis; su eficacia tampoco es una maravilla. Yo no usaría un medicamento con posibles efectos secundarios para un “problema” tan leve. Hoy en día en cualquier tienda venden pañales para niños de cualquier edad. Eso ha ayudado a muchos niños y adolescentes a darse cuenta de que no son, ni mucho menos, los únicos que se hacen pipí en la cama.

20. FOBIAS/MIEDOS

Hemos hablado antes… que el entrenamiento del control de esfínteres es un desafío que asocia a menudo diversos problemas (retraso madurativo, enuresis nocturna, y el rechazo al uso del baño) y retrocesos temporales asociados con diversos acontecimientos en la vida de los niños (conflictos familiares como un divorcio, el nacimiento de un hermano, una mudanza…etc). Tanto unos como otros, son una parte normal del proceso de formación y su aparición en vuestros hijos no constituye un fracaso.

Pero en el caso de que se detecten fobias o miedos intentemos trabajarlos fuera de estos momentos de baño/váter en momentos mucho más controlados, momentos en el que él va a estar más receptivo. Normalmente el trabajo con fobias y con miedos no se suelen superar cuando se trabajan en el mismo momento que suceden sino en momentos más controlados donde se provoca una visualización a posteriori del momento cuando estamos más distendidos y relajados. 

21. FELICITACIONES CON MEDIDA

En cuanto a los elogios, debemos medir también nuestras reacciones positivas. Una reacción demasiado efusiva, puede poner una presión en nuestro hijo por querer hacer las cosas bien que es totalmente innecesaria. También es importante que la vida de la familia no gire en torno al momento del váter, que no sea tema continuo de conversación, que no sea lo primero que pregunten abuelos y tíos cuando ven al niño. Puedes felicitarle por sus avances, pero sin pasarte, no lo conviertas en una especie de rito de iniciación, evita frases tipo: “Ahora ya eres un niño mayor”.

Cuanto más exagerada sea la felicitación, más doloroso será el fracaso si ocurre. Cuanto más fabuloso se nos representa el éxito, más doloroso nos resulta el fracaso; y los “fracasos” en este proceso van a ser inevitables y frecuentes. Así que también os digo más… No tengas miedo a retroceder. Si empezáis y sentís que no es el momento de tu hijo, no pasa nada por volver a ponerle pañales. Su tiempo llegará, y con paciencia y cariño llegará de manera no traumática. Si no ha habido grandes expectativas, probablemente no le importará.

22. CONDUCTAS COMUNES Y DENTRO DEL PATRÓN DE DESARROLLO

En esta época, los niños hacen cosas raras de las que no hay que reírse y por las que no hay que reñirle.

  • Algunos avisan justo después de hacérselo encima.
  • Otros lo hacen en el suelo, justo al lado del orinal.
  • Muchos se esconden para hacer caca, por ejemplo detrás de una cortina, con o sin pañal (saben perfectamente que la van a hacer, no es que “se les escape”. Pero una cosa es saber que vas a hacer caca, y otra cosa es hacerla en el váter). Muchos, no sé por qué, tienen la costumbre de enrollarse dentro de la cortina.
  • Otros, durante una temporada, necesitan un pañal para poder hacer pis o caca. Algunos niños, estando en la playa desnudos, exigen un pañal porque si no no pueden hacer pis.
  • Otros se creen durante meses o años en la obligación de pedir permiso para ir al baño cada vez que tienen pipí.

En cualquier caso, recuerde siempre que no lo hace para fastidiar… y que ya falta muy poco. Y cuando nos encontramos con niños realmente rígidos es muy importante darles mucho tiempo y aunque no tengamos todavía conseguido el control de esfínteres limitar el cambio del pañal siempre en el baño para por lo menos ir trabajando a nivel espacial y de hábito en la familiarización con el entorno. Tener en cuenta que todos los niños acaban adquiriendo el hábito de ir al baño a no ser que haya problemas asociados físicos,  siempre conseguimos quitar el pañal aunque haya problemas de comunicación tarde o temprano.

Resumiendo y recapitulando ambas publicaciones en este blog. Tenemos muy claro cómo ese proceso del control de esfínteres, del pipí y de la caca, del día y de la noche, problemas asociados que tenemos que tener en cuenta, apoyos que podemos dar en paralelo o en el propio momento, los horarios y las rutinas que nos ayudarán a conseguirlo, toda la comunicación concreta que tenemos que implementar, los apoyos visuales que nos ayudarán en cada uno de los espacios a entender todas las rutinas, e ir introduciéndose a rutinas paso a paso, cómo tenemos que hacer ese programa de recompensas, comedido sin generar demasiadas expectativas, asumiendo fracasos y retrocediendo si es necesario, todo el sistema de registros que nos pueden ayudar a entender cómo es nuestro niño incluso a generalizar esta habilidad en distintos cuartos de baño.

Que lo tenemos que hacer en equipo, familia, escuela y terapeutas y con decisiones coherentes centradas en el niño y en su momento, en sus habilidades  y en sus necesidades no en las nuestras. 

Con estas entradas de Adiós pañales para niños no verabales en el blog del Método VICON esperamos que hayáis podido sacar aspectos en claro y hayáis resonado con alguna de las partes y que os hayan entrado muchas ganas de hacerlo pero de manera relajada y respetuosa con vuestros pequeños. 

Cualquier duda, ya sabéis que nos podéis preguntar a través de nuestras redes sociales.

Facebook // Instagram

Gracias por acompañarnos siempre… Ahora bien, ¿cuál será el siguiente webinar? ¿de qué os gustaría que habláramos?

Volver
Volver

¡Adiós pañales! para niños no verbales. Parte 1

Vamos a tratar la temática del «potty training», es decir, el entrenamiento para dejar el pañal orientado a los niños no verbales con trastornos del espectro autista.

Debido a que sabemos que es un tema que os preocupa y muchas veces, os ocupa mucho tiempo, vamos a revisar este tema en profundidad en varias entradas del blog.

En esta primera parte vamos a revisar los puntos más relevantes, paso a paso, para dejar el pañal de manera natural y cómoda para los pequeños. ¡Empezamos!

1. DEJAR EL PAÑAL

Sí, se trata de ayudar el pequeño a dejar (no quitarle el pañal). De hecho, aprovecho para destacar que no se trata de que aprendan a controlarse como tal, sino que este proceso es un hito madurativo, al igual que dar sus primeros pasos.

Dicho de otro modo, el niño dejará el pañal cuando esté preparado, independientemente de la estación del año, de cuándo deseemos que lo haga o de cuándo nos resulte conveniente. No tiene que ver nada con nuestro momento, sino con el suyo.

Por diferentes motivos, son muchos los padres que se ven obligados a empezar la «operación pañal» en el primer verano después de que su hijo cumpla dos años, ya sea por la presión social, familiar o de la escuela infantil, para que entren sin pañales.

Pero ojo, no hay que ceder a la presión.

Como sabemos, la maduración y el desarrollo de los niños con autismo varía de un niño a otro, y puede cambiar mucho en poco tiempo, sobre todo en los primeros años de vida. Es muy importante respetar su proceso de maduración, así que ponte de acuerdo con la escuela infantil y también con vuestros terapeutas para llevar la misma línea en lo referido a la retirada del pañal.

Nuestro pequeño no debe sentirse presionado, sino comprendido y atendido por los adultos que le rodea, por ello hay que tomar la decisión de «quitar el pañal» con coherencia, teniendo en cuenta su momento, no el nuestro.

2. ¿CUÁNDO HAY QUE DEJAR EL PAÑAL?

Un niño típico dejará el pañal entre los 18 meses y los 4 años.  En niños con TEA, TEL y problemas de comprensión y comunicación las dificultades son añadidas… De hecho la mayoría de los niños con TEA aprenden a orinar y tener evacuaciones en el baño más tarde que otros niños.

Cada niño con TEA es único, de eso no cabe duda, sin embargo, estos pequeños suelen tener además algunos problemas comunes que pueden retrasar o dificultar el proceso preparación para dejar los pañales.

Conocer estos problemas te ayudará a pensar en varias maneras de satisfacer las necesidades de tu hijo, así que veamos los más comunes:

  • Factores físico: En algunos casos, puede haber razones físicas o médicas que dificulten el uso del baño. Es fundamental discutir estos temas con el pediatra de tu hijo, ya existen trastornos motores relacionados que pueden influir en este proceso.
  • Dificultades en el lenguaje: Los niños con trastorno del espectro autista a menudo tienen dificultades para comprender y expresarse verbalmente. No debes esperar que un niño autista solicite ir al baño, debes aprender a entender sus necesidades mediante la comunicación no verbal.
  • Vestimenta: Es bastante frecuente que los niños con TEA encuentren dificultades en bajar o subir sus pantalones de manera independiente, al menos al principio.
  • Miedos: Es posible que algunos niños con autismo tengan miedo de sentarse en la taza del baño o del sonido que produce el tirar de la cadena. En este caso es recomendable introducir un programa visual y hacer del baño parte de la rutina diaria del pequeño para ayudarle a reducir estos temores.
  • Falta de consciencia corporal: Algunos niños con TEA pueden no estar conscientes de que tienen que usar el baño, o de haberse mojado o ensuciado la ropa. Este problema, a menudo, está asociados con problemas sensoriales.
  • Necesidad de constancia (o sea, rutina): También suele ocurrir que los niños con trastorno del espectro autista desarrollen su propia forma de orinar y hacer del baño o evacuar. Puede resultarles difícil aprender otra forma nueva.
  • Uso de diferentes inodoros: Usar el baño a lugares a los que no están acostumbrados (por ejemplo baños públicos) les saca de su rutina, eso les dificulta su uso.

En resumidas cuentas, es necesario identificar los problemas añadidos para conocer la base con la que contamos, de cara a poder establecer el “Entrenamiento por Visita” o el “Entrenamiento Programado” que permite a los niños aprender a usar el baño solos sin imponerles otras exigencias.

3. CONTROL DE ESFÍNTERES

Antes de empezar en este tema es necesario aclarar algunos conceptos, como por ejemplo, qué son los esfínteres.

Pues son esos músculos de forma circular o de anillo que permiten el paso de una sustancia de un órgano al otro por medio de un tubo, y son fundamentales para mantener el control sobre la eliminación de desechos y otros procesos corporales.

Así que cuando hablamos de control de esfínteres en niños, nos referimos al proceso de ayudarlos a aprender a controlar voluntariamente el funcionamiento del esfínter anal (del culete) encargados de la defecación, de hacer caca y el esfínter uretral que es el encargado de controlar y contener el pipí o la orina.

Dicho esto, hay que tener claro que el control de esfínteres en niños con TEA requiere un enfoque individualizado, adaptado a edad y a las necesidades específicas de cada niño.

La comunicación, la estructura visual, la rutina y el apoyo son elementos clave en este proceso.

4. EL CONTRO DE ESFÍNETRES EN NIÑOS: LA IMPORTANCIA DEL TONO MUSCULAR

El tono muscular parece un elemento alejado del las prácticas adecuadas para ayudar a un niño a dejar el pañal, no obstante no lo es. La musculatura es un punto de gran relevancia que a menudo se pasa por alto.

En este sentido es fundamental comprender el funcionamiento de la musculatura de la vejiga. Aunque pueda parecer sorprendente, su funcionamiento difiere de la mayoría de los músculos del cuerpo.

Mientras que en otros músculos utilizamos la presión para agarrar y el relajamiento para soltar, en el caso de la musculatura detrusora involucrada en el control de la vejiga tiene que contraer para retener el pipí, y ahí está mi primer apunte, el tono muscular es un prerrequisito indispensable para el control de esfínteres.

Un bajo tono muscular puede ser un factor en contra en el desarrollo de esta musculatura, lo que, a su vez, repercute en el control de esfínteres.

Por lo tanto, resulta de suma importancia evaluar y considerar el tono muscular de nuestros niños. Además, es recomendable complementar con actividades deportivas que fortalezcan áreas como los abdominales, los glúteos y el suelo pélvico, ya que estas prácticas pueden potenciar el desarrollo fisiológico de los músculos implicados en este proceso.

5. UN AMBIENTE RELAJANTE ES CLAVE

En otro orden de ideas, teniendo en cuenta que, en gran medida, para que se dé el control de esfínteres y nuestro niño haga pipí en el váter es necesario que esté relajado, es esencial que el entorno, el baño y el inodoro se conviertan en un espacio de tranquilidad, libre de miedo y estrés.

La relajación es un factor fundamental para facilitar que nuestros niños se sientan cómodos al hacer sus necesidades en el baño. Aquí van algunas ideas para crear un ambiente relajado:

  • Pinta las paredes del baño con colores suaves y relajantes, como tonos de azul claro o verde pastel, que transmitan una sensación de calma.
  • Utiliza iluminación suave y difusa en lugar de luces brillantes y directas.
  • En ocasiones puede ser útil contar con música relajante o sonidos de la naturaleza suaves para crear un ambiente tranquilo.
  • Las velas aromáticas o difusores de aceites esenciales con aromas relajantes también pueden ser útiles.
  • Asegúrate de que el inodoro y el asiento del orinal sean cómodos y adecuados para el pequeño.
  • Establece una rutina predecible para las visitas al baño, de modo que el niño sepa qué esperar.
  • Refuerza positivamente el comportamiento deseado con elogios y recompensas cuando el pequeño usen el baño.

Crear una ambientación relajante es esencial para fomentar la relajación necesaria en nuestros niños y facilitar que puedan usar el inodoro de manera exitosa.

7. HABITUACIÓN AL USO DEL LAVABO

Una vez que hemos comprendido el proceso muscular involucrado y visualizamos lo que nuestro niño debe hacer para lograr orinar y retenerlo, y después de haber evaluado y fortalecido el tono muscular necesario para que nuestros músculos trabajen a nuestro favor en este proceso, llegamos al momento crucial: ¡Es el momento de empezar la habituación al sentado del váter!

La efectividad de este proceso, depende en gran parte de la comodidad del niño. Hay que asegurarse de que el pequeño esté sentado cómodamente, con una banqueta en los pies y un adaptador que reduzca el orificio para que no tenga que agarrarse y hacer presión con sus bracitos para no caerme por el agujero del váter, lo cual puede generar un estado contrario a la relajación.

El primer paso en este proceso de habituación consiste en dar la instrucción receptiva «vamos al baño». Tomamos la mano del niño y lo llevamos al baño, abrimos la tapa y, en ocasiones, lo sentamos incluso estando vestido. El objetivo es que el niño se acostumbre a estar sentado de manera relajada y controlada durante unos segundos.

Es importante recordar que cuando trabajamos con niños no verbales o con dificultades de comunicación, la precisión en la comunicación verbal es fundamental. Toda nuestra comunicación verbal tiene que ser muy precisa, por eso decimos «vamos al baño» y no «vamos a hacer pipí».

Al menos debe de ser así hasta que consigamos que haga los primeros pipis y sea capaz de entender visualmente y experimentalmente qué es un pipí , y así conectar el concepto. Este enfoque preciso es de gran importancia y aumentará significativamente la efectividad del proceso de aprendizaje.

8. ESTABECIENDO UN RUTINA VISUAL

Los apoyos visuales son de gran ayuda para que los niños con autismo memoricen y comprendan el proceso que están por aprender.

Por esta razón, es recomendable que dispongan de una «secuencia de fotografías» que les permita visualizar y entender claramente cada paso del proceso. Os pongo algunos ejemplos:

  1. Vamos al baño.
  2. Bajamos los pantalones.
  3. Bajamos la ropa interior.
  4. Nos sentamos en el váter.
  5. Una vez que hemos hecho pipí, cogemos papel o una toallita para limpiarnos.
  6. Subimos la ropa interior.
  7. Subimos la ropa.
  8. Tiramos de la cadena.
  9. Lavamos las manos.

Además, es importante contar con un panel visual en el espejo o cerca del lavabo que refleje cada paso del proceso para lavarse las manos:

  1. Echar jabón.
  2. Abrir el grifo.
  3. Enjabonar las manos.
  4. Poner las manos bajo el agua.
  5. Cerrar el grifo.
  6. Secar las manos con una toalla.
  7. manos

Es fundamental entender que estamos enseñando un proceso extenso, pero es muy importante que nuestros niños aprendan cada paso de manera individual y progresiva. Esto significa que, si el niño está incorporando gradualmente los hábitos mencionados pero aún no logra hacer pipí, detendremos el proceso de aprendizaje en ese punto específico.

Es decir, si no hay pipí, no tiraremos de la cadena, no nos lavaremos las manos, y no continuaremos con los pasos posteriores.

Debemos enfocarnos en la habilidad que estamos trabajando en ese momento y avanzar paso a paso.

Es posible que al principio el niño ponga resistencia en realizar los pasos, ya que podrían asociar el baño con actividades diferentes, como ducharse o lavarse las manos. Por lo tanto, debemos introducir esta nueva rutina gradualmente, exponiéndolos primero a la familiarización con el inodoro, el acto de sentarse y otros elementos nuevos que se irán incorporando.

9. CAMBIO DE PAÑAL EN EL BAÑO

Una vez que hemos completado con éxito la fase de habituación, cada uno a su propio ritmo y ajustando cada etapa según las necesidades individuales de nuestro niño, podemos comenzar a incorporar el cambio de pañal dentro de la zona del baño.

En este punto, hemos preparado al niño y superado la fase inicial de habituación, en la que el niño se familiariza con el proceso de ir al baño, levantar la tapa, sentarse en el váter, aunque sea con ropa, y es capaz de esperar unos tres segundos sin estrés. Ahora, estamos listos para dar el siguiente paso que nos acercará al objetivo final: el pipí en el inodoro.

Una vez que hemos subido al niño en el taburete, procederemos a quitarle el pañal y sentarlo en la taza, esta vez sin ropa. En esta fase, es esencial comenzar a introducir límites de tiempo definidos mientras el niño espera sentado. Podemos utilizar números o canciones para establecer un tiempo limitado.

El objetivo de introducir el límite de tiempo es transmitir al niño que no lo hemos llevado al baño para dejarlo allí indefinidamente o hasta que proteste. Gradualmente, iremos alargando estos períodos de espera, adaptándolos a las habilidades y el ritmo del niño. Esto puede implicar agregar más números al conteo o alargar el tiempo de espera de manera gradual.

Esta estrategia ayudará a que el niño adquiera el hábito de ir al baño con calma y paciencia. Si el niño no hace pipí durante este tiempo, lo levantaremos, volveremos a colocar el pañal y saldremos del baño.

No es aconsejable enseñar al niño a tirar el pañal sucio a la basura o a eliminar los desechos del pañal en el inodoro en esta etapa. Esto se debe a que, en ocasiones, los niños pueden aferrarse al pañal como una fuente de confort y pueden resistirse a dejar ciertos hábitos. Por lo tanto, evitamos enseñar estos pasos intermedios que podrían generar conductas no deseadas en el proceso de retirada del pañal.

10. ESTABLECIENDO HORARIOS RUTINARIOS

Estableceremos hábitos regulares, como hacer pipí al despertarnos, antes de salir de casa, al regresar de la calle o antes de acostarnos es muy útil para para facilitar el proceso de control de esfínteres y, finalmente, dejar los pañales.

Hay que incorporar rutinas lógicas para nuestro niño se acostumbre a ir al lavabo de manera previsible a cada determinado tiempo, que no sean tres horas pero tampoco a cada 15 minutos.

También es importante tener en cuenta el comportamiento fisiológico y orgánico de nuestros niños, tanto en el pipí como en la caca. Llevar un registro de los momentos donde el hace caca regularmente, los momentos cuando bebe más agua y tiene más pipí nos ayudará a poner horarios más adecuados y a lograr el éxito más rápidamente.

AYUDAS PARA FACILITAR EL PROCESO DE DEJAR EL PAÑAL

Si después de todo lo que hemos dicho: el espacio, los objetos, los momentos, las acciones… aún así tu niño no logra hacer pipí en váter, no desanimes. Todavía no hemos agotado todas las ayudas que puedes ofrecerle para ayudarle a hacer la transición del pañal al baño.

En este apartado vamos a revisar algunas estrategias efectivas para estimular el momento específico de hacer pipí, con el fin de permitir una experiencia más realista y gráfica en el proceso de aprendizaje.

Previo y en paralelo a este trabajo para fortalecer la conciencia de lo que está sucediendo podemos facilitar la transición al inodoro utilizando pañales que no absorban tanto, siendo los pañales de tela una opción ideal. Esto permitirá al niño sentir la humedad y, a nivel sensorial, tomar conciencia de su necesidad de cambio debido a la incomodidad.

Por otro lado, para facilitar este proceso de aprendizaje, asegúrate de ponerle ropa fácil de poner y quitar, como por ejemplo los pantalones con elástico arriba. Evita en la medida de lo posible los vaqueros, pantalones con botón, bodys y petos difíciles de quitar para el niño.

Los pañales-braguita resultan muy convenientes cuando se empieza a dejar el pañal. Además, como en todo proceso de aprendizaje es importante ser constante en las rutinas y saber esperar para fomentar su autonomía

Si queremos prepararle podemos usar desde el juego dirigido hasta cuentos para mostrarle la funcionalidad del inodoro y qué esperamos que haga en él. Todo ello ha de hacerse con tiempo, nada de las dos semanas previas y a correr, se trata de ir a su ritmo, no de imponer un ritmo antinatural.

AYUDAS PARA MOMENTOS ESPECÍFICOS

Uso de un vaso de agua

Conoceréis bien el hecho de que, a menudo, cuando bañamos a nuestros niños, tienden a hacer pipí. Esto suele ocurrir por dos razones principales: el cambio de temperatura y el contacto con el agua.

Se trata de una respuesta fisiológica. El contacto con el agua puede influir en la relajación de los músculos del cuerpo, podemos utilizar esta respuesta fisiológica a nuestro favor, y aquí es donde entra el truco del vasito de agua.

Para facilitar y estimular este proceso, podemos utilizar un vasito de agua tibia o templada y verterla sobre el ombligo del niño. Este pequeño estímulo puede ayudar a provocar la micción de manera más efectiva.

Ejercicios de relajación

Otra estrategia útil implica realizar ejercicios de relajación mientras el niño está en el inodoro. Podemos utilizar una pluma, hacer ejercicios de respiración, cosquillas suaves o incluso cantar una canción…

Ahora bien, en este punto me gustaría dejar claro varias cosas…

Muchos padres me preguntan si se puede utilizar tablets en estos momentos, y la respuesta es, sí. Siempre y cuando lo se desvíe del objetivo principal, que es lograr la relajación. Si el niño puede relajarse y sentirse más tranquilo con la ayuda de una tablet, no hay problema en introducirla en este contexto.

De hecho, puede ser beneficioso para ayudar al niño a esperar con paciencia y reducir la tensión del momento. Esto es similar a cómo muchas personas leen o usan sus dispositivos móviles mientras están en el baño.

Hasta aquí acabamos el primer artículo relacionado con el gran paso de dejar los pañales y empezar a coger la rutina de ir al baño de nuestro niños no verbales.

En unos días, tendréis la segunda parte.

Volver