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Musicoterapia en el Hospital Pediátrico

La realidad que encontramos en hospitales pediátricos tiene un entramado de muchas variables por un lado la situación de las familias, que se sienten desbordadas ante el ingreso hospitalario de su hijo, y los niños que viven muchas experiencias que pueden conllevar dolor y sufrimiento. Los pacientes de pediatría, especialmente los más pequeños, no tienen la madurez emocional necesaria para comprender, asimilar y manejar todo lo que les está sucediendo. La música les puede ayudar mucho.

Los objetivos de trabajo son dos, principalmente:

  1. Reducir la ansiedad y el estrés en niños y familiares facilitando la expresión emocional y promoviendo cambios positivos en los estados de humor.

  2. Reducir la percepción del dolor.

Trabajamos con música en vivo basándonos en las investigaciones que avalan esta metodología. Las técnicas de intervención que usamos son la audición musical en vivo, el trabajo con repertorio de canciones e improvisación musical.

Musicoterapia es la intervención clínica utilizando la música para conseguir objetivos terapéuticos por un profesional titulado. Es una profesión de la salud estable que utiliza la música y la relación terapéutica para el tratamiento de las funciones físico, psicológico, cognitivo, emocionales y sociales del paciente. Hay estudios realizados con resultados muy favorables cuando las intervenciones son dirigidas a reducir el dolor, la ansiedad y la depresión. La Musicoterapia es particularmente adaptativa a todas las condiciones humanas. La música tiene la capacidad de energetizar o relajar, facilitar el pensamiento o distraer nuestra atención. Nos ayuda a contactar con la realidad o a facilitar espacios para desarrollar la creatividad y la fantasía. Las sesiones de musicoterapia promueven la expresión emocional dotando de sentido las circunstancias personales del individuo. En España la disciplina está en el comienzo de su proliferación, en un principio demostrando sus posibilidades al personal sanitario y realizando investigaciones para su consolidación. Actualmente trabajan distintos equipos de musicoterapeutas en hospitales de Barcelona y Madrid con adultos y niños en diferentes servicios.

Contexto hospitalario

La situación de las familias en el hospital es compleja, y cada familia lo vive de manera diferente. Pero es una realidad y un aspecto común que ante la situación de ingreso hospitalario de un niño, los padres se sienten desbordados. Los padres se turnan para poder estar con su hijo, y reciben apoyo de familiares, amigos y asociaciones. En el momento de la hospitalización centran toda su energía en su hijo enfermo. La familia entera entra en crisis y se desarrollan cambios en toda su estructura: en los hermanos, los padres, los abuelos y en el niño hospitalizado. La crisis se sustenta en el miedo, la ansiedad y la impotencia que todos acarrean ante una situación que no manejan, en la que intervienen poco de forma activa y que, en definitiva, les desborda. Están en un espacio de donde creen que ellos no pueden hacer nada, porque no son médicos, ni enfermeras, y no poseen conocimientos de lo que le está pasando a su hijo, ni saben que es lo que le puede pasar. ¿Cómo pueden salir airosos de esta situación que les provoca sentimiento de culpabilidad, ansiedad y miedo…. sin saber muy bien como acercarse a sus hijos?

Así mismo, los niños también experimentan todo esto además de la sensación de soledad debido al aislamiento social normalizado. Además, están viviendo en un ambiente que no le es familiar, que no es confortable, donde viven muchas experiencias que pueden conllevar dolor y sufrimiento. Cirugía, estancia en UCI, sala de aislamiento, rehabilitación, toma de medicación, curas, idas y venidas del personal sanitario … Continuo bombardeo de estímulos sensoriales y zonas totalmente mecanizadas donde los niños son sujetos pasivos de su proceso curativo. Los niños, especialmente los más pequeños, no tienen la madurez emocional necesaria para comprender, asimilar y manejar todo lo que les está sucediendo y les rodea. Existe mucha documentación que muestra que la hospitalización es uno de los aspectos más estresantes que un niño puede experimentar. (Langford, 1961; Belmont, 1970; Menke, 1981; Froehlich, 1984, en Dun 1995). Para el niño hospitalizado, la musicoterapia puede ser una alternativa de comunicación, ya que le da la oportunidad de expresar sus emociones sin necesidad, en principio, de ponerle palabras. En ocasiones, es difícil para un niño explicar cómo está siendo su experiencia, especialmente para los más pequeños ya que sus habilidades lingüísticas todavía no están desarrolladas. (Mc Donnell, 1984 en Dun 1995). Existen estudios que indican que los bebés por debajo de los tres meses muestran síntomas de angustia cuando son separados de su madre. La separación en niños de 6 meses puede producir estados de sufrimiento o llanto continuado (Petrillo and Sanger, 1980 en Marley, 1984). Niños pequeños entre 1 y 3 años muestran una gran cantidad de estrés durante la separación. En esta edad, la dependencia de la madre es muy fuerte. Su mayor miedo es poder ser abandonados. (Petrillo and Sanger, 1980 en Marley 1984).

Las sesiones de Musicoterapia brindan una experiencia a niños y familiares que ayuda a normalizar y familiarizarse con el ambiente hospitalario tan extraño y, en ocasiones, tan hostil. La experiencia con la música les da la oportunidad de tener contacto con situaciones que no están relacionadas con el mundo hospitalario, dando una estimulación positiva y sensación de seguridad porque son parte activa de algo: cantan, tocan instrumentos, o se mueven al ritmo de la música.

Una vez que somos conscientes de todas la variables cognitivas, físicas y emocionales que rodean a los niños y familiares en el ambiente hospitalario, podemos hacer una planificación de objetivos cara a realizar la intervención con Musicoterapia.

Objetivos de trabajo

  1. Reducir la ansiedad y el estrés en niños y familiares facilitando la expresión emocional y promoviendo cambios positivos en los estados de humor.

Muchos padres expresan la sensación de no poder servir de ayuda, o de no poder hacer nada por sus hijos. El personal sanitario está tratando a sus hijos mientras ellos, los que mejor los conocen , no pueden ayudar en nada. Por ello, es importante hacer participar a los padres en las sesiones de Musicoterapia. Para atender a los niños que no pueden hablar con el musicoterapeuta, se les pregunta a los padres cuáles son sus canciones favoritas, que música escuchan en casa, y se les invita a unirse a la sesión. Ante la invitación suelen responder, habitualmente, de forma afirmativa. Por una parte, les ayuda a sentirse útiles haciendo algo positivo por su hijo de forma activa. Además, se les da la oportunidad de interactuar con su hijo de una manera distinta a la habitual en un ambiente de hospitalización. La creatividad, el juego, y la música activan mecanismos que ayudan a paliar la situación de estrés y ansiedad en la que están inmersos.

“La Musicoterapia ha sido usada con niños hospitalizados para ofrecer alivio y seguridad y ofrecer un sentido de normalidad a los pacientes y sus familias. Puede ser también de gran ayuda para reducir el estrés de la familia y de los pacientes” (Bailey, 1986, en Dun 1995)

“Escuchar sus preferencias musicales ha demostrados ser efectiva en la reducción de estrés y el incremento de la relajación en un estudio realizado donde el principal estímulo era la audición musical” (Davis and Thaut, 1989, en Dun 1995)

Además, la reducción de la ansiedad ayuda a la sensación de tener más control sobre la situación.

  2. Reducir la percepción del dolor

Los factores que afectan en la percepción del dolor según Wepman son los siguientes:

Factores cognitivos: esperanzas positivas o negativas del dolor y sentimientos de control o impotencia.

Factores emocionales: la ansiedad y la “vigilancia”, que es un mecanismo se supervivencia íntimamente ligado con la ansiedad y que provoca un aumento de la percepción de los estímulos.

Factores simbólicos: Juegan un papel importante en la percepción del dolor, cuando el dolor tiene connotaciones simbólicas especiales.

Se podría afirmar que el umbral del dolor depende en gran medida del estado anímico y emocional del paciente. Sobre estos factores es sobre los que se basan las investigaciones y los tratamientos en musicoterapia. La música se puede utilizar para reducir la percepción del dolor como foco activo de atención o distracción utilizando estímulos musicales ambientales positivos.

“Al utilizar un estímulo musical durante una intervención médica se reduce significativamente la percepción del dolor distrayendo al paciente hacia el estímulo musical.” (Malone, 1996)

La estimulación a través del sonido como forma de controlar el dolor se usa en diferentes ámbitos hospitalarios. Se conoce como “audioanalgesia” al uso de la música como analgesia efectiva del dolor. Se ha constatado su eficacia en operaciones dentales y, actualmente, se está comprobando su eficacia en otros ámbitos. (Gadner et al. 1960).

“El efecto beneficioso de la música fue observado con niños durante el período postoperatorio de cirugía de corazón, en el pulso cardiaco, la capacidad pulmonar y en la reducción del dolor (usando la escala de dolor facial). Sin embargo son necesarios los estudios en mayor profundidad” (Hatem et al. 2006)

El estímulo musical envolvente afín a los gustos del niño hace que el umbral del dolor varíe, generando un ambiente de calma y más distendido durante la intervención, facilitando, además, el trabajo del personal sanitario. De esta manera, y siempre que el personal sanitario nos lo solicite, hemos acompañado musicalmente durante la retirada catéter y vías intravenosas, curas, así como la realización de diferentes procedimientos de enfermería. A través de la música se crea un clima diferente al habitual donde la música es el medio de expresión y canalización del dolor.

Trabajo en la planta

Fase preliminar

Información de casos en control de enfermería: El trabajo de los musicoterapeutas está siendo apoyado por el personal hospitalario y los responsables del servicio de cardiología pediátrica. Esto facilita el trabajo y hace que sea más fácil y efectivo.

Al llegar a la planta se reúnen con las enfermeras que puedan atendernos en ese momento y nos cuentan cómo es la situación ese día. Se informa de los niños ingresados y su estado, nuevas altas y/o bajas y nos indican cuales son los candidatos ideales para tratar con Musicoterapia ese día. Normalmente se da prioridad a los siguientes casos:

Niños menores de dos años.

Niños hospitalizados de larga estancia y que han pasado por el procedimiento de Fontan.

Niños que acaban de subir de UCI o van a bajar a quirófano.

Niños que padecen síndrome de abstinencia.

Niños que van a tener en esa tarde una intervención concreta: realizarles una cura cambio de vía, retirar catéter…

Niños con síntomas de decaimiento, nerviosismo, ansiedad o depresión.

Registramos la información en unas fichas reservando en el anonimato los datos personales del paciente:

La edad y el sexo.

Motivo de la intervención: Nerviosismo, falta de sueño, S.A., decaimiento…

Situación actual en la que se encuentra el paciente: antes o después de una intervención, si están acompañados, larga o corta estancia, etc.…

Información a las familias y consentimiento informado: A cada una de las familias a las que se va a atender se les explica en qué consiste nuestro trabajo, cuáles son los objetivos concretos que queremos conseguir con la intervención y cómo lo vamos a hacer. Se resuelven las posibles dudas y los familiares deciden si quieren que entremos o no. Si la respuesta es afirmativa deberán firmar un consentimiento informado que se archivará junto a la documentación de la intervención como las fichas de supervisión y de constantes vitales.

Antes de comenzar la sesión, se habla con el niño brevemente si tiene leguaje, para hacer una evaluación previa de sus facultades físicas y mentales. También con los familiares y les preguntamos si quieren hacer musicalmente algo en especial: alguna canción concreta, algún estilo, etc. Se nos han dado diferentes situaciones en este sentido como por ejemplo niños que estudian un instrumento musical, otro joven apasionado del flamenco y que estudiaba guitarra, padres aficionados a la música clásica y, por supuesto, los éxitos del momento.

Desarrollo de la sesión

Con toda la información recogida anteriormente a nivel médico, psicológico y, teniendo en cuenta, el momento concreto que están viviendo el niño y la familia, se decide qué creemos que está necesitando el paciente y cual es la mejor intervención a realizar:

Instrumentación de canciones.

Improvisaciones instrumentales: melódicas o de percusión.

Improvisaciones vocales: con o sin texto.

Canciones concretas.

Actividades que impliquen el movimiento o la expresión corporal.

Música para inducir al sueño.

Creación de canciones.

Relajación musical, etc.

Durante el desarrollo de la sesión se está pendiente del monitor por si hubiera cambios significativos en las constantes del paciente que debieran después ser registradas o evaluadas.

Recogida de información y supervisión

Después de cada intervención se realiza la evaluación de la sesión completando dos fichas. Una médica y otra específica de musicoterapia y forma de actuación del paciente. En la ficha médica tenemos en cuenta sobre todo la frecuencia cardiaca y respiratoria, y la saturación de oxígeno. Se anotan los valores antes y después de la intervención. En la ficha de musicoterapia anotamos las actividades que hemos realizado y describimos cómo ha sido musicalmente la sesión y la respuesta del paciente: Tonalidad, escalas, tempo, ritmo, dinámicas, etc. y cómo ha afectado en el cambio de humor, emoción, relajación o activación del paciente. Todo queda registrado y archivado.

Técnicas musicoterapéuticas

Importancia de la música en vivo: La música en vivo puede adecuarse al momento presente y adaptarse de forma inmediata a lo que está sucediendo en ese momento, al ritmo de cada niño o del grupo que participa en la sesión. Esto permite que el impacto sonoro sea más rico y que todos los participantes puedan acceder a la música sea cual sea su ritmo interno, su tonalidad y la realidad física y/o cognitiva que le acompañe. En Musicoterapia, la prioridad es poder guiar las necesidades y los problemas del paciente a través de la música. De esta manera, la música es seleccionada o creada por su relevancia clínica, utilidad y atracción para el sujeto (Patxi del Campo, 2000). Además, la calidad musical, favorece la participación creando vivencias y experiencias creativas y gratificantes.

En el ámbito hospitalario se trabaja con música en vivo en vez de con música grabada basándonos en las investigaciones que avalan esta metodología. En ellas se comparan valores como ansiedad, vigor, tensión, fatiga, etc. antes y después de una sesión de Musicoterapia con música grabada o con música en vivo. Los cambios en estos valores son mucho más significativos, cuando la sesión es con música en directo.

Con la Música en vivo, el Musicoterapeuta puede interaccionar con el paciente, siendo consciente al instante de cada cambio que se da en él. Este feedback constante nos sirve para ir incorporando los cambios necesarios que sean de utilidad para alcanzar el objetivo propuesto.

Técnicas utilizadas

Improvisación musical: Hablando en términos musicales, improvisar se define como el arte de crear música de manera espontánea mientras se toca, más que como ejecutar una composición ya escrita. La improvisación como técnica se utiliza en diferentes marcos clínicos, entre ellos la hospitalaria. La improvisación es una técnica activa, donde el paciente y el terapeuta tocan juntos. Aunque la audición musical tiene beneficios clínicos, el hacer música de manera activa e improvisada implica la atención del niño, le lleva a comprometerse de manera activa y personal, y le permite la expresión emocional de una manera artística – creativa (Kenneth Bruscia, 1999). La flexibilidad de la improvisación no exige tener aptitudes musicales para participar, por lo que no está limitado a ningún grupo de edad ni a ningún nivel de desarrollo.(Kenneth Bruscia, 1999).

Audición Musical en vivo: En esta técnica, el paciente juega un papel pasivo, ya que no implica una actuación concreta. No toca instrumentos ni canta, sino que desempeña un papel más receptivo. Los musicoterapeutas tocan o cantan recogiendo el clima del momento presente y conduciendo la actividad musical. La audición musical puede ser muy efectiva como guía para la relajación o inducir al sueño. Se evalúan las preferencias del paciente y su entorno sonoro habitual (preferencias o hábitos musicales familiares), su edad, etc. Y se escoge la música que promueva la relajación. Por ejemplo, una pulsación constante y lenta, acordes o notas largas y predecibles en estructura y forma, puede promover una respiración pausada y profunda.

Se utilizan muy diferentes estilos y estructuras musicales. Intentando tener un abanico de posibilidades que sea lo más amplio y variado posible para poder acceder a cualquier tipo de persona sea cual sea su procedencia, edad, condición social, capacidades o patología, etc. Dependerá de cada sesión concreta que utilicemos música estimulante o sedante, triste o alegre, basada en tonos agudos o graves, tonos menores o mayores, estilos variados desde el jazz, flamenco, pop, clásico, etc. desde temas antiguos hasta los éxitos más actuales. La elección dentro de este crisol dependerá de lo que el paciente necesite en ese momento y de cual sea el objetivo a alcanzar.

Bibliografía

Betés del Toro, M., et al. (2000): “Fundamentos de musicoterapia”. Morata.

Bruscia K. (1999): “Modelos de improvisación en musicoterapia”. Vitoria: Agruparte.

Egfeller, K., B. Davis, W., Thaut, M. (2000): “Introducción a la musicoterapia teoría y práctica”. Boileau.

Thayer Gaston, E., et al. (1989): “Tratado de musicoterapia”. Paidós.

Yoshiko, F. (2006): “Musicoterapia para el asma”. Arte y Proceso.

Beth Dun (1995): “A Different Beat: Music Therapy in Children´s Cardic Care”. Royal Children´s Hospital, Melbourne, Australia. Music Therapy Perspectives, vol.13, (35 – 39)

Collen A. Lorch, Vochien Lorch, Allan O. Diefendorf, Patricia W. Earl (1994): “Effect of Stimulative and Sedative Music on Systolic Blood Pressure, Heart Rate, and Respiratory Rate in Premature Infants”. University of Tennessee Medical Center Knoxville. Journal of Music therapy, XXXI (2), (106 – 118).

Driskell Chetta, H. (1981): “The Effect of Music and Desensitization on Preoperative Anxiety in Children”. The Florida State University. The Journal of Music Therapy, XVIII (2), (74 – 87)

Gardner, W.J., Licklider, J.C.R., & Weisz, A.Z. (1960): “Suppression of pain by sound”. Science, 132, (32-33).

Malone, A. B. (1996): “ The effects of live music on the distress of pediatric patients receiving intravenous starts, venipunctures, injections, and heel sticks”. Florida State University. Journal of Music Therapy, 33(1), 19-33.

Mangeil Bailey, L. (1983): ”The Effects of Live Music versus Tape-Recorded”. Memorial Sloan-Kettering Cancer Center. Music Therapy; The Journal of the American Association of Music Therapy VOL. 3, No 1, (17 – 28).

Marley, Linda S. (1984): “The Use of Music with Hospitalized Infants and Toddlers: A Descriptive Study”. Miller Children´s Hospital, Long Beach. Journal of Music Therapy, XXI (3),(126 – 132).

Thamine P. Hatem, Pedro I.C. Lira, Sandra S. Mattos (2006): “The Therapeutic Effects of music in Children following cardiac surgery”. Journal de Pediatria. (Rio, J.) 84 (3), (186 – 92)

Sheri L. Robb, Ray J. Nichols, Randi L. Rutan, Bonie L. Bishop, Jayce C. Parker (1995): “The Effects of Music Assisted Relaxation on Preoperative Anxiety”. Shrinars Burns Institute, Galveston, Texas. Journal of Music Therapy, XXXII (1), (2 – 21)

“World Federation of Music Therapy. Definition of Music Therapy”. www.musictherapyworld.de (20 Enero 2003).

Texto revisado y adaptado por Cristina Oroz Bajo
Documentación original en MUSA
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