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Lo que nunca imaginaste es el mejor recurso y lo tienes dentro de ti, utilízalo… respira.

Parecerá mentira la potencialidad de algo tan sencillo como… respira.
Cuando sea imposible que mantengas la compostura un minuto más.
Conectar contigo misma y haz consciente eso que nos mantiene vivas, eso oxígeno que nos alimenta.
Ese oxígeno que bloqueamos y que al tiempo nos ahoga.
Cuando los sentimientos de desesperación te superen.
Lo más importante, hazlo profunda y pausadamente.
Porque se nos olvida lo primario, lo que nos hace más fuertes y resitúa nuestro centro con gran fuerza.
Y trasciende, enséñalo a tus hijos, haz que conecten y salgan de su bucle.
Desvía a las neuronas encargadas de responder impulsivamente en situaciones de estrés y… respira.
Porque si no eres capaz de respirar ese es justo el momento ideal en que necesitas hacerlo, para concederte ese minuto que necesitas para pensar conscientemente lo que sucede… respira.
Escúchate.
Mira que sucede dentro de ti.
Conviértelo en un hábito.
Respira.
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Siembra tu carácter y cosecharás tu destino.

Cuantas cosas leemos que nos hacen vibrar, que nos muestran el camino de lo que queremos ser, de las cosas que queremos mejorar, pero siento deciros que sólo leer para mejorar no sirve para nada… excepto si uno decide aplicar algo. La acción es lo más importante. El proceso de aprendizaje consta de 3 fases: recibir información, aplicarla y crear el hábito. Aplicar las cosas es un avance pero aplicarlas durante un tiempo verdaderamente significativo para que se conviertan en una hábito de tu comportamiento es lo verdaderamente valioso. En tu carácter.

Siembras un pensamiento y cosechas una acción. Cosechas una acción y siembras un hábito. Siembras un hábito y cosechas un carácter. Siembras un carácter y cosechas un destino.
Siembras un pensamiento y cosechas una acción.
Cosechas una acción y siembras un hábito.
Siembras un hábito y cosechas un carácter.
Siembras un carácter y cosechas un destino.

Normalmente cuando aplicamos algo por primera vez nos cuesta mucho porque salimos de nuestro círculo de confort, área de dominio y rutina donde estamos cómodos y acostumbrados, fuera de ahí el inconsciente nos proporciona excusas y razones para no intentarlo. Sólo cuando ha pasado suficientemente tiempo y hemos dedicado a ello el tiempo necesario estas nuevas pautas de comportamiento se convierte en hábitos, entonces actuamos sin pensar.

Nuestro cerebro crea hábitos a través de caminos neuronales, un “recorrido” de neuronas que nuestro cerebro tiene establecido por repetición entre estímulo recibido y respuesta accionada. Por ejemplo, cuando recibimos un estímulo externo a través de nuestros sentidos, por ejemplo, al encontrarnos en un atasco, la mente tiende a actuar como lo hacemos normalmente, poniéndonos nerviosos, enfadándonos siguiendo el camino neuronal. La buena noticia es que podemos crear nuevos caminos neuronales. Si dejamos de consentir un comportamiento o una emoción durante un tiempo lo bastante largo la conexión neuronal se debilitará y la pauta desaparecerá.

También es importante entender que podemos modificar nuestros hábitos pero no de manera radical porque el temperamento con el que nacemos es genético y no lo podemos cambiar. Pero sí podemos actuar sobre el carácter que es aprendido y modificable. Ambos, temperamento y carácter forman nuestra personalidad llena de hábitos que forman nuestra actitud. Para desarrollar un hábito tendremos que poner en juego 3 elementos: deseo, capacidad y esfuerzo, querer hacerlo (1), descubrir cómo hacerlo (2) y hacerlo hasta lograr que sea un hábito y forme parte de nuestro carácter (3).

Documento adaptado por Cristina Oroz Bajo

Fuente original: “El Efecto Actitud” La gestión del entusiasmo en la vida personal y profesional por Victor Küppers, 2006.

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Cómo tener paciencia en tu día a día si antes de levantarme ya la he agotado toda!!!

Ocúpate de ti, recupérate, redescubre tu nueva identidad porque está claro que no eres la misma, la maternidad es algo que transforma y no sólo tu vida diaria sino tu pareja, tu ocio, tu autoimagen, tu sistema de preferencias, tu cuerpo! Se habla mucho de conciliación familiar en relación al trabajo pero antes de eso la madre también tiene que hacer otro tipo de conciliación, la maternal, la de la mujer, la de la amiga, la de la hija, la de la “esposa”.

Creo que aquí es donde deberíamos poner toda nuestra atención, en esa persona que quiere resurgir pero no con la misma imagen ni haciendo las mismas cosas ni de la misma forma.

La felicidad es momentánea pero tú la haces eterna porque eres mitad mujer mitad sueño.
La felicidad es momentánea pero tú la haces eterna porque eres mitad mujer mitad sueño.

Hemos de atender principalmente a 3 aspectos:

El cuerpo. Cultivar hábitos saludables hace que la mente vuelva a reorganizarse. El ejercicio sea cual sea la disciplina permite cuidar nuestro cuerpo no de una manera exclusivamente estética sino como sistema de soporte de la mente hará que reoxigene nuestro pensamiento, nuestra voluntad y nuestro ego.

La mente. Hemos de organizar nuestra voluntad, nuestros deseos, inquietudes y restablecer el duelo que supone la vuelta a “la vida real” que ya no es nada real para nosotras. El ocio, la pareja, el trabajo… se han visto transformadas o han desaparecido o se han deteriorado… en definitiva han cambiado, como nuestra identidad, y hemos de hacer un ejercicio autoreflexivo y arduo de toda nuestra «nueva vida». En multitud de ocasiones se han retomado aficiones que guardábamos en el baúl de los recuerdos, se han vuelto madres emprendedoras de trabajo compatibles con sus nuevos objetivos vitales, se han reinventado la relación con el otro… Es un momento de crisis que da lugar a un nuevo resurgir de la persona y este momento de inflexión hace que bien orientado sea una oportunidad increíble para perseguir sueños, cumplir expectativas y reinventarse como persona con un a fuerza y determinación asombrosa. Sólo atenderé a un aspecto, tener presente que vuestra pareja no vive este momento como lo hacéis vosotras así que una vez más tenemos que ser diplomáticas sutiles para no desestabilizar demasiado a nuestras parejas ya que corremos el riesgo a que se queden a la deriva.

El entorno social. Con la maternidad y la crianza nos damos cuenta que nuestros círculos cambian, nuestras amistades sin hijos se distancian y otras estructuras familiares se ven atraídas por empatía a este nuestro círculo. También es cierto que el círculo social de la madre se ve más afectado que el del padre pero tranquilas esta readaptación es natural y poco a poco iremos recuperando y haciendo nuevos entornos de desahogo para nosotras, intenta salir de tu círculo de confor y conoce gente nueva que te haga vibrar y te haga sentir otra vez como tú quieres sentirte, localiza tus carencias y trabájalas sin descanso y con determinación pero con pie firme, vuelve a encontrarte en esas situaciones donde eres tú en todo tu explendor y limpia el óxido de tu ser social.

¿Quieres tener más paciencia con tu familia? Empieza por tenerla para ti misma, para lo tuyo, lo que te hace estar viva, lo que te retroalimenta; para redescubrir tu identidad. Luego, estarás preparada para demostrar cómo la paciencia que sale de ti hacia el exterior también ha cambiado, créeme!

Cristina Oroz Bajo

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Duérmete niño, duérmete ya… Las 5 claves para dormir a un niño.

Pon en tu RUTINA el BAÑO siempre PRONTO y SIN LLORAR  y ESPERA… que tu pequeño… DORMIRÁ!

  1. Establece una RUTINA para antes de ir a dormir. Al igual que a los adultos, a los niños también les toma un tiempo irse a dormir, desconectar, comenzar a relajar el cuerpo y prepararlo para el descanso. Un tiempo antes de la hora de dormir, lavar lo dientes, preparar unos libros, lectura nocturna con una luz tenue, unas canciones… puede ser un buen prefacio para ayudarle a conciliar el sueño.
  2. BAÑO como principio relajante. Crear hábitos es una tarea ardua por la constancia que requiere pero el baño, el agua, los olores, el contacto es una de las herramientas más eficaces para preparar esa rutina para antes de dormir; la lavanda, la melisa… provocan la relajación del cuerpo y la mente y más en nuestros pequeños que son más sugestivos a este tipo de estimulación.
  3. Pon a tu bebé en la cama PRONTO, no caigas en la trampa de mantener a tu bebé despierto para que esté más cansado. Atiende siempre a las señales que indican que tu pequeño tiene sueño; frotarse los ojos, bostezar, rascarse las orejas o ver que su actividad física baja que está más llorón y pierde el interés en jugar. No tengas miedo en adelantar la hora de acostarse porque un niño que está demasiado cansado puede tardar más en dormirse, los estudios dicen que los bebes/niños que se van a la cama más pronto, duermen más también.
  4. Siempre SIN LLORAR porque genera altos niveles de estrés que repercutirán en la calidad y la cantidad del sueño y en el desarrollo emocional dando lugar a dificultades para controlar sus emociones, baja autoestima, desconfianza e inseguridad. Cogerlo en brazos es altamente beneficioso sobre todo desde el nacimiento hasta los 18 meses. Utiliza unos «sonidos claves» como «Sshhhh» o decirle suavemente la frase «tranquilo, ya está, es hora de dormir». Repite el sonido o la frase cuando estés calmando a tu bebé para que la asocie con el sueño.
  5. ESPERA. No respondas a cada ruidito que haga tu bebé. Aprende a distinguir un llanto verdadero de una queja o un solido adormilado. Si no estás segura, está bien esperar un poco antes de volver a la habitación, dejando que tenga la oportunidad de manejarse en el proceso.

Cristina Oroz Bajo
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3 Reflexiones que todo padre debería hacerse…

Padres y madres aquí tenéis la base para hacer frente con conciencia a las multitudes de situaciones que se os presentarán, un pulso a vosotros mismos que con sus errores y aciertos marcará y determinará la vida de vuestros hijos, evoluciona hacia la mejor versión de ti y aprende con ellos y por ellos porque… «El mejor legado de un padre a sus hijos es un poco de su tiempo cada día». 

Sobre los niños…¿Sabes qué es ser niño?…

Ser niño, es no preocuparse por el futuro, es jugar a intentar ser adulto, es aprender de todo sin saber que hay errores. Es tomar la vida sin prisa. Es vivir la vida y no saber que es un instante. Es encontrarle a todo una sonrisa. Es siempre esconderse y nunca encontrarse. Es pensar que la vida será siempre así.

Sobre los padres…¿Eres un buen ejemplo? ¿Haces todo lo que dices?…

Sabes comunicarte o hablas a gritos, utilizas el no en cada frase o confías realmente es tu hijo y lo deja hacer dando lugar al error sin castigo ni reproche. Utilizas amenazas para conseguir que tu hijo haga las cosas, le obligas porque las cosas son así y porque tú lo dices. ¿Lo besas y lo abrazas cada día?¿Te equivocas delante de tu hijo y lo reconoces?¿Explicas las consecuencias de sus acciones o lo apartas cuando tiene dificultades o no consigue lo que quiere?¿Sabes jugar sin dirigir?¿Juegas suficiente con tus hijos? ¿tu hijo se ríe cuando juega contigo?¿Bailas con tus hijos?¿Compartes música con tus hijos?

Sobre tu hijo…¿Sabes cómo es tu hijo?…

¿Qué crees que pediría si pudiera pedir tres deseos?¿Sabes tres virtudes y tres defectos de tu hijo?¿Qué es lo que más le gusta hacer contigo? ¿Qué es lo que menos le gusta hacer?¿Qué lo enfada, qué lo alegra, qué lo pone triste, qué le da miedo, qué lo avergüenza? Si su hijo un día se volviera invisible, ¿qué crees que haría?

Cristina Oroz Bajo

padres

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Eres una buena madre.

Una madre australiana mantuvo una breve conversación con una psicóloga infantil que se convirtió en una maravillosa lección sobre la maternidad. La respuesta de la psicóloga

madre
Son los niños silenciosos, los niños temerosos, los adolescentes que no llegan a casa y los padres que no están en comunicación con sus hijos que me preocupan.

le dejó huella:

«Hace un par de semanas un terapeuta infantil miró a mis hijos y me dijo…
«Eres una buena madre.»
Sintiéndome como un fraude total, dije: «No me siento como una buena mamá. Los niños me están volviendo loca, estoy perdiendo la paciencia y me quedo dormida en la noche preguntándome dónde voy a conseguir paciencia para otro día»
A lo que ella respondió con una declaración que no he podido olvidar,
«Los bebés lloran, es como se comunican. Los niños pequeños protestan, y los adolescentes se quejan.
Entonces las mamás dicen las palabras «joder mierda en su aliento antes de cada respuesta. Es cómo nos comunicamos?.
Pero adivina qué Constance? Es mejor que el silencio.
Una casa llena de chicos gritando y adolescentes que luchan y unos padres a los que se les contesta es sano para mí.
Son los niños silenciosos, los niños temerosos, los adolescentes que no llegan a casa y los padres que no están en comunicación con sus hijos que me preocupan.
Y los niños no te vuelven loco, ya estabas loco. Por eso los tuviste.
Y así, me sentí como una buena madre de nuevo.»

Madres del mundo!! Respirar profundo, estáis haciendo un buen trabajo.

Constance Hall

Traducido por Cristina Oroz Bajo

Fuente Original: Constance Hall Facebook Page

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16 cosas que Capdevila aprendió en el 2016…

16 lecciones de vida de la mano de Capdevila.

  1. Las limitaciones nos hacen crecer. Que aceptar las limitaciones tiene un punto doloroso y otro de liberador. Sueltas peso y te puedes verter en cuerpo y alma a lo que te queda, si aprendes a dejar de lamentar lo que pierdes. Cuando se cierra una puerta se abren solitas un montón de ventanas.
  2. La amabilidad el mejor de los efectos contagio. Que la amabilidad puede ser la idea más revolucionaria. Tiene el poder transformador de las personas que llevan la sonrisa puesta, que transmiten optimismo, que nos hacen reír, que por allí donde pasan mejoran el ambiente.
  3. El cuerpo es como un perro. Que en lugar de lamentarnos cuando el cuerpo se nos queja y soltar un «maldita rodilla», tocaría valorar los años que hace que nos soporta y se dobla a nuestro servicio. En lugar de maldecir a los huesos habría celebrar que este esqueleto hace lo que puede y más para mantenernos de pie.
  4. Que la Alegría de vivir no tiene métodos pero tiene maestros. Conviene acercarnos, a la espera del contagio, a gente sencilla, que tiene en su foco la bondad y la estima y el cuidado de los demás, que pasan desapercibidos en un mundo que premia más el cinismo que la ingenuidad.
  5. Estamos para cuidarnos con mucho tacto. Que hemos venido aquí, aunque lo disimulamos demasiado bien, a amar y ser amados, y por tanto, a cuidarnos. Y que el cuidado de las personas es la tarea más importante del mundo, y la menos valorada.
  6. No discutas nunca con un imbécil. La clave es detectarlos y frenarlos antes, pero esto requiere una sociedad madura y respetuosa que ignore la provocación barata y admire más los valores que no los resultados a cualquier precio.
  7. ¿Por qué pedimos perdón por llorar? Que la persona con la que no te duele llorar y que te haga la compañía adecuada es por fuerza un muy buen amigo. Sobre todo si también sabeis reír juntos.
  8. Nunca es tarde para aprender a caminar que con el amigo con el que más ando somos mucho más amigos desde que caminamos juntos: eres más sincero, más directo, más profundo.
  9. Que sin confianza no hay motivación, porque confiar a menudo da más fruto que vigilar.
  10. Que seducen más los optimistas currantes. Los que saben que todo es un desastre y todo puede ir muy mal si no ponemos remedio pronto. Y por eso se arremangan. Y mantienen este punto de ingenuidad necesaria para creer que podrán. Porque sin confianza no hay convicción y sin convicción no hay resultados y sin resultados no hay motivos para mantener la esperanza.
  11. Que priorizar significa descartar. Que para poder dar el sí entusiasta y posible al que quieres deberás decir el no contundente y desculpabilizar al que no cabe.
  12. Que lo peor del miedo es cuando nos pilota, cuando se instala en el volante. Porque el miedo nos puede hacer traidores y nos puede paralizar por completo. El miedo a la verdad nos hace mentirosos, el miedo de sentir emociones fuertes nos hace fríos, el miedo del riesgo nos hace tirar demasiadas toallas, y el miedo de morir nos puede impedir vivir.
  13. Que somos más lo que hacemos que lo que decimos, somos más lo que decidimos que lo que pensamos, somos cuando actuamos y no cuando reflexionamos. Y como hemos venido aquí a relacionarnos, la educación es el arte y oficio sublime de aprender mientras se enseña y de enseñarse mientras se aprende. Sólo estando de verdad, de corazón y siempre puedes aprender y enseñar a estar allí.
  14. Que necesitamos más mala leche y más esperanza. Tenemos que estar más cabreados y más ilusionados vez. Nos conviene señalar y denunciar a los culpables, mirarles a los ojos, no asumir que esto toca, mostrarles toda la rabia que sentimos. Y simultáneamente ir arreglando con las manos el día a día, desde el inconformismo, con ambición y con la certeza absoluta de que es posible.
  15. Que necesitan médicos y maestros con visión de cabecera, que en lugar de dedicarse al trocito asignado y suficiente, sean capaces de tomar distancia y tener cuidado de personas enteras, de pies a cabeza. Cuidar es mucho más que curar.
  16. Que la belleza está en la mirada, y no hay privilegio más hermoso que ser observado desde el amor incondicional y la alegría de vivir. Ninguna inversión más segura y rentable que rodearnos de personas que nos quieren tal como somos, que nos encuentran guapísimos al margen de lo que dicte el espejo. Que nos miran siempre con buenos ojos.
La enfermedad te da una lucidez extraña. Te echaremos de menos!
La enfermedad te da una lucidez extraña. Te echaremos de menos!

Carles Capdevila (30 diciembre 2016)

Traducido por Cristina Oroz Bajo

Fuente Original: 16 cosas que he aprendido en 2016.

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Siéntate! Quieto!

Cuando se mueve con su hijo está estimulando el crecimiento de su cerebro.
Cuando se mueve con su hijo está estimulando el crecimiento de su cerebro.

Siéntate! Quieto! El mantra de cada aula: pedirle a los niños que se estén quietos. Trasciende también a las dinámicas familiares.

Los niños tienen cuerpos que están menos preparados que nunca para aprender. Con sistemas sensoriales que no funcionan bien, y se les pide que se sienten y presten atención. Los niños naturalmente empiezan a moverse para obtener el movimiento que su cuerpo necesita desesperadamente y no está recibiendo lo suficiente como para “encender su cerebro”. ¿Qué sucede cuando los niños empiezan a moverse? Les pedimos que se queden quietos y presten atención; por lo tanto, su cerebro vuelve a “dormir”.

El movimiento nervioso es un problema real. Es un fuerte indicador de que los niños no están moviéndose lo suficiente, no están haciendo suficiente ejercicio durante el día. Tenemos que solucionar el problema subyacente. En las aulas, los tiempos de recreo necesitan ser extendidos y los niños deben jugar afuera tan pronto como salgan de la escuela. Veinte minutos de movimiento al día no es suficiente! Necesitan de juego al aire libre con el fin de establecer un sistema sensorial saludable y para apoyar la atención a nivel superior.

Para que los niños aprendan, necesitan ser capaces de prestar atención. Para prestar atención, debemos dejar que se muevan. Pero eso está cambiando a medida que la evidencia demuestra que tomar pausas breves de actividad durante el día ayuda a los niños a aprender y estar más atento en clase, y se están adoptando un creciente número de programas diseñados para promover el movimiento en las escuelas (Hadson, A., 2014).

«Necesitamos reconocer que los niños están basados en el movimiento»(Gatens, B.)»En las escuelas, estamos presionando contra la naturaleza humana para pedirles que se queden quietos y en silencio todo el tiempo».»El tiempo activo usado para energizar tu cerebro hace que todos esos momentos sean mejores y más productivos”. Un informe de 2013 del Instituto de Medicina concluyó que los niños que son más activos «muestran una mayor atención, tienen una velocidad de procesamiento cognitivo más rápido y un rendimiento mejor en las pruebas académicas estandarizadas que los niños que son menos activos.»

«La actividad estimula más vasos sanguíneos en el cerebro, el movimiento activa todas las células cerebrales que los niños están usando para aprender, despierta el cerebro y prestan más atención en la escuela «. «Esta es una generación digital que espera estar entretenida, y no estamos pensando en el niño como una persona entera, en cómo la actividad física les ayuda a sobrellevar el estrés de la escuela y en realidad los beneficia en el aula» (DiStefano, L.)

Para que los niños aprendan, necesitan ser capaces de prestar atención. Para prestar atención, debemos dejar que se muevan (Hadson, A., 2014).

Cristina Oroz Bajo

Fuentes originales:

Why so many kids can´t sit still in school today? (Hadson, A., 2014)

Why Kids Shouldn’t Sit Still in Class. (Dela Cruz, D., 2017)

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Acostarse con sus hijos hasta que se queden dormidos no es un mal hábito.

En realidad, hay unas noches miserable pero generalmente es un momento único y hermoso. Mentiría si dijera que no se disfruta allí viendo como mis hijos flotan entre la vigilia y el sueño siendo mágico e íntimo siendo como yo imaginaba ser padre antes de que realmente tenía hijos. A veces, en la oscuridad, mis hijos se anidan contra mí, teniendo cerca su dulce pelo, el sentir de sus mejillas calientes contra mi cuello, o sus corazones golpeando salvajemente en sus pechos – y me emociono con gratitud casi con lágrimas en los ojos.

Había escuchado todos los argumentos sobre por qué acostarse con sus hijos hasta que se quedan dormidos es un mal hábito. Es el tipo de hábito número uno que se supone romper cuando sus hijos son bebés. Excepto, si no lo haces o hacen colhecho durante la lactancia. Entonces, a medida que envejecen, ¿qué pasa si se desarrollan de la mano o acariciando su espalda hasta que están dormidos? Y luego, incluso después de que hayan superado todo eso, ¿qué pasaría si te piden que te acuestes allí, tranquilizándolos con tu presencia hasta que estén profundamente dormidos?Pensarás… ¿Cómo aprenderán a calmarse? ¿Cómo aprenderán a dormirse sin ti? ¿No vas a crear hijos dependientes que nunca aprenden a funcionar en el mundo sin ti? La respuesta a la última pregunta es inequívoca. Numerosos estudios han demostrado que cuanto más unidos los niños, más seguros e independientes se vuelven. Tiene sentido si piensa en ello: dar seguridad a los niños les hace sentirse seguros y capaces de funcionar con facilidad en el mundo.

Me acuesto con mis hijos porque me quieren, porque es algo que siempre hemos hecho, y porque nos sale de forma natural a pesar de que a menudo me molesta esos 10 a 20 minutos adicionales de espera, en realidad es sólo un puñado de minutos en mi día, pero Significan el mundo para mis hijos. Me acuesto con ellos porque entre la escuela, el trabajo, las comidas, los deberes y otros compromisos, es raro que tengamos momentos de silencio y cercanía tan hermosos y profundos como los que están justo antes de dormir. Me acuesto con ellos porque ni siquiera a mí me gusta dormirme sola y a mis hijos se les exige tener esa seguridad extra que incluso los adultos anhelan. Me acuesto con ellos las noches que están estresado, inquietos, o simplemente me necesitan y no saben por qué. Porque sé que los días de me necesitan tanto están contados. Me acuesto con mis hijos porque sé que a los chicos se les suele enseñar a ser más duros que esto, a llenar sus necesidades y deseos, y creo que es una forma peligrosa para que los niños (y los hombres) funcionen. Me acuesto con ellos porque me lo piden y estoy dispuesta.

Sí, a veces al final de mis largos días como una mamá, acostado en la oscuridad es el último lugar que quiero estar. Sí, a veces estoy agitada, hambrienta, tocada. A veces me encuentro apretando los dientes con fuerza para no soltar mis gritos de frustración. Pero también sé que estos minutos que mis hijos se deslizan en la seguridad de mis brazos o mi presencia son exactamente los que tienen más peso para mis hijos – y para mí. Y no cambiaría eso por nada.

Texto adaptado por Cristina Oroz Bajo extraído de Wendi Wisner; Writer and Lactation Consultant; The Motherhood Experience.

Fuente: http://www.scarymommy.com/lying-down-with-your-kids-until-they-fall-asleep-is-not-bad-habit/

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Cuatro acuerdos para ser feliz.

Los cuatro acuerdos. 


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«No hay razón para sufrir. La única razón por la que sufres es porque así tú lo decides. Si observas tu vida encontrarás muchas excusas para sufrir, pero ninguna razón válida. Lo mismo es aplicable a la felicidad. La felicidad es una elección, como también lo es el sufrimiento”

(Ruiz,M.)

  1. Sé impecable con la palabra.

La palabra es magia, es decreto, es proyección…, ten cuidado con lo que hablas y sobre todo con lo que te dices a ti mismo, recuerda que no hay nadie más cruel para ti. Las palabras que verbalizamos o las que pensamos nos están creando cada día. Las expresiones de queja nos convierten en víctimas; las crítica, en jueces prepotentes; un lenguaje machista nos mantienen en un mundo androcéntrico, donde el hombre es la medida y el centro de todas las cosas, y las descalificaciones autovictimistas (pobre de mí, todo lo hago mal, qué mala suerte tengo) nos derrotan de antemano.

  1. No te tomes nada personalmente.

Cada persona vive su propia película en la cual es protagonist afrontando su propia odisea, viviendo su vida y resolviendo sus conflictos y sus miserias personales y cada cual lo hace lo mejor que puede dentro de sus circunstancias y sus limitaciones. Las demás personas sólo somos figurantes en esa película que cada cual hace de su vida.

Hay mucha magia negra fuera, lo mismo que la hay dentro de ti misma, o de mí. En cualquiera, en algún momento de su vida, en algún momento del día. Todo el mundo somos «depredadores emocionales» alguna que otra vez.

«Tomarse las cosas personalmente te convierte en una presa fácil para esos depredadores, los magos negros… Te comes toda su basura emocional y la conviertes en tu propia basura. Pero si no te tomas las cosas personalmente serás inmune a todo veneno aunque te encuentres en medio del infierno», asegura Miguel Ruiz.

  1. No hagas suposiciones.

Tendemos a hacer suposiciones y a sacar conclusiones sobre todo. El problema es que al hacerlo creemos que lo que suponemos es cierto y montamos una realidad sobre ello.

«La manera de evitar las suposiciones es preguntar. Asegúrate de que las cosas te queden claras… e incluso entonces, no supongas que lo sabes todo sobre esa situación en particular», insiste Miguel Ruiz. En última instancia y si te dejas guiar por la buena voluntad, siempre te queda la confianza… y la aceptación.

  1. Haz siempre lo mejor que puedas.

El cuarto y último acuerdo permite que los otros tres se conviertan en hábitos profundamente arraigados: haz siempre lo máximo y lo mejor que puedas. Siendo así, pase lo que pase aceptaremos las consecuencias de buen grado. Pero siempre podemos intentar ser impecables con la palabra, no tomárnoslo personalmente y no sacar conclusiones precipitadas… dentro de nuestras limitaciones físicas, anímicas y en general, de cada momento. Si lo intentamos, de la mejor manera que podemos, ya es suficiente.

Estos acuerdos que parecieran sencillos no son simples y requieren de su interiorización de un cambio de actitud, de ponerte otros ojos para ver la vida y que mejor que coger los ojos que miramos cada día, los de nuestros maestros, nuestros hijos. Os pondré un ejemplo muy claro de Andrea Mayoral que dice así…

Cuando terminé la lectura de estos cuatro acuerdos, creí que podría llevar a cabo esos acuerdos de forma sencilla, se veían muy fáciles de cumplir. Pero al poco tiempo me encontré de nuevo increpando a los niños, criticándolos por no hacer las cosas como yo quería. Y luego del sermón que les impartí a los dos, los dejé solos para que ordenaran su cuarto.

Pero justo al momento de cerrar la puerta pude escuchar una conversación que me abrió los ojos a esa sabiduría Tolteca:

-¿Por qué está mami enojada? -preguntó el más pequeño.

-Porque piensa que desordenamos el cuarto para fastidiarla -dijo el mayor en voz baja.

-Pero ¿está enojada conmigo?

-No lo creo, solo está enojada con los juguetes.

-¿Con los juguetes?

-Algo le debieron de hacer, para que cada vez que los ve por el piso, se ponga a gritar.

-Pero a mí no me han hecho nada, y cada vez que los guardamos se ponen muy tristes.

-Escondámoslo debajo de la cama. Así mamá no gritará más.

-No me gusta cuando mami grita.

-A mí tampoco. Me da miedo. Y cuando no puedo jugar con mis juguetes me pongo bravo, pero prefiero estar bravo que tener miedo.

-¡Ya sé que le pasa a mami! -exclamó el pequeño con entusiasmo-. Creo que no le gustan los juguetes, ¡porque ya no puede jugar con ellos!

 Una sencilla conversación que me abrió el corazón y me hizo pensar que los niños ven la vida como los Toltecas, y que, si yo lograba recordar lo fantástico que era ver la vida desde la perspectiva de los niños, lograría poner fin a la dictadura de la perfección que atormentaba mi vida.A partir de ese momento, le he dedicado más tiempo a jugar con mis hijos. Guardar los juguetes se convirtió en un juego divertido que compartimos los tres. Ahora sé que no soy perfecta y mis hijos tampoco, ellos hacen lo que hacen porque es lo que hacen los niños y no porque quieran irritarme. No los he vuelto a gritar, o al menos he hecho mi mejor esfuerzo por no hacerlo y cada día trato de cumplir con esos cuatro acuerdos, tanto con mis hijos, mi esposo, compañeros de trabajo, amigos y con las personas en la calle porque la vida no es perfecta y ahora cada día me siento más feliz. (Mayoral, A.)

"No hay razón para sufrir. La única razón por la que sufres es porque así tú lo decides. Si observas tu vida encontrarás muchas excusas para sufrir, pero ninguna razón válida. Lo mismo es aplicable a la felicidad. La felicidad es una elección, como también lo es el sufrimiento"(Ruiz,M.)
«Para ser feliz necesitamos utilizar todo el poder que tenemos. De modo que, si te caes, no te juzgues. No le des a tu juez interior la satisfacción de convertirte en una víctima. Simplemente, empieza otra vez desde el principio.» (Ruiz, M.)

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